Miércoles, 24 de Abril 2024

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Totalmente… naranja

Por: Gabriela Aguilar

Totalmente… naranja

Totalmente… naranja

Zapatos de diseñador con valor mínimo de 20 mil pesos, adopciones de elefantes y rinocerontes en viajes a un safari en África y tours enfundados en vestimenta árabe arriba de camellos, son parte de los lujos que legisladores locales y federales pertenecientes al Partido Movimiento Ciudadano se pueden dar.

Han sido semanas en los que una constante ha destacado: el cuestionamiento por la falta de sensibilidad política de las autoridades en turno ante la dudosa operación en la adjudicación de grandes contratos, que lo compara con anteriores administraciones. Desconcierta aún más, que esto suceda después de años de pregonar que ellos, los que formaron el Partido Movimiento Ciudadano en Jalisco y sus militantes, serían distintos al resto.

Si alguna diferencia habría que señalar, sería en todo caso la rapidez con la que perdieron el rumbo y marcaron la distancia con sus gobernados, la ciudadanía. Cada vez son más los detalles que -aparentemente pasan desaparecidos- pero abrieron una caja de Pandora cuando el gobernador Enrique Alfaro observó a finales del mes de febrero, en primerísima fila, un partido de los Lakers de Los Ángeles.

Con su tiempo libre y dinero puede él y cualquier servidor público hacer lo que quieran, pero por el grado de responsabilidad que exige su trabajo, la sensibilidad, empatía y solidaridad deben ser cualidades intrínsecas al puesto que ejercen, principalmente cuando han gastado millones de pesos en redes sociales para posicionar mensajes donde afirman ser conscientes de la realidad. Lo que parece que no han entendido es que la realidad que más lastima a los jaliscienses es la inseguridad.

Las campañas de comunicación empleadas ya no son suficientes para ocultar las evidencias. Y no, las críticas y reclamos no son violencia política, como pudieran argumentar algunas legisladoras.  Son la respuesta a la incongruencia con la que se conducen y que presumen en redes sociales: por un lado, las diputadas Mirza Flores y Ana Lidia Sandoval utilizando zapatos de marcas de lujo como Yves Saint Laurent, con valor de casi mil dólares, los mismos con los que aparecía en eventos públicos Rosario Robles, protagonista de la “La Estafa Maestra”. Por otro, la representante de los jaliscienses en el Senado, Verónica Delgadillo, que gusta de viajar por el mundo y hacer relatos al estilo de los blogueros de moda, se da el lujo de adoptar “virtualmente” jirafas y rinocerontes.

Recientemente otro senador de la bancada naranja, Samuel García, aprovechó un viaje de trabajo a Qatar para posar como un jeque arriba de un camello. Y ante las críticas, calificó a sus detractores como “ardidos”. Así el nivel.

La pregunta es, ¿a quién creen ellos que representan?

Aunque parezcan frivolidades, cada vez molestan más estas exhibiciones, porque son un ejemplo de los privilegios de la clase política, esos a los que la mayor parte de los mexicanos no pueden acceder. ¿En que se convirtieron al llegar al poder? ¿O es acaso que ahora empiezan a revelarse como son? Igual que los demás, los mismos de siempre.

puntociego@mail.com

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