Viernes, 26 de Julio 2024

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Te vacunas o te vacunas

Por: Vania de Dios

Te vacunas o te vacunas

Te vacunas o te vacunas

Conozco “mamás antivacunas”. En más de alguna ocasión me ha tocado escucharlas defender la decisión de no inmunizar a sus hijos o hijas argumentando que “nunca se han enfermado de nada por no haberlos vacunado”… Y he sido testigo de cómo otras mamás les responden, palabras más o palabras menos: “Si no se te han enfermado tus hijos es gracias a todas las que sí vacunamos a los nuestros”.

A nivel mundial hay todo un movimiento que se opone a la vacunación infantil. Esto ha encendido las alertas de organismos internacionales que trabajan en erradicar, proteger y prevenir enfermedades como el sarampión, la difteria, el tétanos y la tos ferina, entre otras, a través de la inmunización. Ya la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la UNICEF advirtieron, en julio del 2020, de una alarmante disminución en la cantidad de niñas y niños vacunados (a raíz de la pandemia, tres cuartas partes de 82 países habían sufrido interrupciones en los programas de inmunización).

Existen diversas razones por las que los padres y madres rechazan o retrasan la vacunación para sus hijos. De acuerdo con una investigación del 2016, publicada en el Journal of Pediatric Pharmacology and Therapeutics, los principales motivos son: por creencias religiosas, personales o filosóficas; preocupaciones de seguridad y la falta de información por parte de los proveedores de atención médica.

Para las y los “antivacunas” son más los riesgos que los beneficios. Incluso, hay quienes consideran que detrás de la aplicación de los inmunológicos únicamente hay intereses económicos y políticos. Y algo similar ha venido pasando en estos dos últimos años con la vacunación contra el COVID-19, con algunas personas que aún se oponen a recibir el biológico bajo esos argumentos o por temor.

Hoy tener el esquema de vacunación completo contra el coronavirus es el centro de atención, no sólo como una de las principales medidas para disminuir los contagios y la gravedad de los síntomas sino también para evitar ser segregados o hasta señalados.

A diferencia de México, donde hasta la fecha no se han implementado restricciones en los ingresos al nuestro territorio (ni siquiera en los picos de contagios), hay países como Estados Unidos y otros más de Europa donde para ingresar necesitas, sí o sí, tener tu esquema de vacunación completo. Y ahora, ante la llegada de la variante Ómicron, además hay que presentar una prueba negativa de COVID-19 realizada las últimas 24 horas.

Por naturaleza somos gregarios, es decir, no podemos sobrevivir solos, necesitamos de otras personas como parte de nuestro sentido de sobrevivencia. La vida en grupo es una necesidad primaria de supervivencia. Y hoy el poder mantenernos en grupo comienza a implicar, en muchos sitios, el estar vacunados.

Mientras el cubrebocas ya es parte del vestuario diario, se puede vislumbrar que lograr la vacunación contra el COVID-19 -en adultos e infantes- será un desafío de mayores dimensiones. 

Y derivado de todo esto, el gran cuestionamiento es: ¿podremos tomar decisiones individuales sobre nuestro cuerpo, sin la presión o coerción por parte de los gobiernos y organismos de salud? ¿O será obligatoria una acción colectiva en materia de salud, donde en algún momento de la historia vacunarse será una obligación universal?

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