La mutación delincuencial que consigné aquí a principios de mayo con la aparición de las primeras casas en Tlajomulco, Guadalajara y Zapopan donde se encontraron a decenas de hombres y mujeres privadas de su libertad, que también se utilizaban como fosas clandestinas, sigue creciendo y se repitió el jueves y viernes de la semana pasada. Primero en una finca de la colonia Insurgentes en Guadalajara donde estaban secuestrados cinco hombres y cuatro mujeres, y otra en Tlajomulco, donde había tres personas cautivas y se encontraron restos humanos, tanto en bolsas de plástico, como en contenedores. En ambas fincas continúan las exploraciones porque se teme que, como en los casos anteriores, también se encuentren más víctimas enterradas.A este fenómeno delictivo se sumó el de la ola de violencia contra taxistas. Al menos cinco han sido asesinados en menos de una semana. El jueves 9 de mayo en un sitio de la colonia Nueva Santa María mataron a tres que quedaron a bordo de sus vehículos de alquiler, el martes de la semana pasada asesinaron a otro por la Nueva Central Camionera y al día siguiente a otro más en la colonia Analco.Las autoridades, sus cuerpos policiales y agentes investigadores están lejos de esclarecer estas nuevas y crecientes expresiones delictivas, que en lo que va de mayo han cobrado la vida también de una menor de tres años y un niño de 10.Otra vez sus hipótesis no pasan de atribuir estos secuestros a las disputas entre los cárteles del crimen organizado, ya que muchos de los que encuentran encerrados en estas fincas están involucrados en actividades del narcomenudeo. Del asesinato de los taxistas lo único expresado hasta hoy es que no hallan nexos entre ellos.Por eso la pregunta es hasta dónde les ha servido la información que les han proporcionado los primeros 11 individuos que encontraron secuestrados el viernes 3 de mayo en la finca de San Sebastián El Grande, o los otros nueve que ese mismo día liberaron de otro domicilio en la céntrica colonia El Periodista.En qué han avanzado las investigaciones para esclarecer el modus operandi de estas mafias para levantar a decenas y decenas de hombres y mujeres y para qué causas, pero sobre todo para encontrar la forma de evitar que esto siga ocurriendo.La libertad de movimiento y la impunidad con la que se han cometido estos secuestros y la operación de estas casas de seguridad en zonas llenas de vecinos y tráfico vial, hacen sospechar que lejos de parar las disputas de las mafias por las calles, que alcanzó ya a los taxistas, muchos elementos y mandos policiales han tomado ya partido por alguna de las bandas.Eso es lo que la autoridad debe investigar llamando a cuentas a sus jefes policiales. Lo dicho, urgen más respuestas, pero sobre todo acciones, de la autoridad para enfrentar a una delincuencia desatada.jbarrera4r@gmail.com
