Viernes, 26 de Abril 2024

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Responsabilidad de un nuevo orden mundial

Por: Cesáreo Escobedo

Responsabilidad de un nuevo orden mundial

Responsabilidad de un nuevo orden mundial

Las protestas que hemos estado viviendo a nivel internacional y ahora a nivel local en Jalisco parten de una simple premisa: causa y efecto. Todo tiene su debido límite, y esto lo podemos observar con minorías que han sido discriminadas a lo largo de la historia. En un mundo lleno de injusticias, humillaciones y maltrato, la sociedad civil está volviendo a abrir los ojos y a discernir entre lo que es y lo que jamás será socialmente aceptable. El presente artículo tiene como propósito que los lectores tomen unos minutos para reflexionar sobre esta situación social. 

Hay quienes señalan que las protestas en Estados Unidos fueron provocadas por un grupo esotérico y poderoso para tumbar el sistema gubernamental como lo conocemos a poco tiempo de sus elecciones presidenciales. Hay quienes piensan, que incluso estos movimientos sociales son un mecanismo de control en aras de que nuestro vecino del Norte fortalezca su visión democrática. En lo personal, prefiero no especular sobre cosas que jamás sabremos. Esto ya se salió de las manos de cualquier líder o magnate y su resultado reside exclusivamente en el manejo que el agregado de ciudadanos le den. Lo anterior me lleva a señalar al verdadero grupo del cambio: las personas que genuinamente protestan para detener estas injusticias y vivir en una sociedad de bien. 

El mundo ya no volverá a ser como lo conocíamos antes del COVID-19 y las protestas anti-racistas. Los gobiernos tienen que empezar a reconocer que no hay fuerza más noble y necesaria que la del pueblo mismo. No existe un líder supremo que nos vaya a salvar de la injusticia, ni un gobernante que venga a mejorar nuestras condiciones de bienestar milagrosamente. Lo que sí existe y estoy seguro que no hay mayor fuerza, es la unión de voluntades de millones de personas de exigir sus derechos. Esto, sin embargo, conlleva un proceso previo. 

Pronunciarse a favor o en contra de un tema específico no es el primer paso. Antes de constatar tu apoyo o falta de éste a una causa, cada quien debe llevar a cabo un proceso de discernimiento e introspección sobre el asunto. Por más sencillo que sea seguir una tendencia, tenemos la responsabilidad de estudiar las implicaciones, postulados y razones históricas de cada movimiento. Una vez hecho esto, tenemos la responsabilidad de cada quien trabajar desde nuestra trinchera para formar parte del cambio necesario. 

Lo anterior nos lleva a una simple pero poderosa conclusión: la fuerza reside y siempre ha residido en el pueblo. Si distintos gobiernos no hacen valer los derechos humanos de sus poblaciones de una manera sistemática, nos corresponde a nosotros exigirlo. No dejemos de hacer este discernimiento caso por caso.

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