El pueblo. Esa palabra tan usada. Esa palabra tan manoseada. Esa palabra de la cual siempre se ha abusado en la política. Esa palabra de tantas acepciones. Esa palabra tan confusa. Donde se le puede calificar hasta con sorna como pueblo malo y pueblo bueno. Con dicotomías tan obtusas como descalificar a uno como no parte del pueblo por no coincidir con él, cuando así lo interpreta el líder bueno. Una expresión derivada del término democracia. En su literalidad la democracia es el poder popular. De ahí tanto relajo.Giovanni Sartori, en su clásico “¿Que es la democracia?”, nos da una buena repasada sobre el uso de dicho término. Para comenzar distingue. La democracia no debe ser lo dicho por la palabra. Debe de ir más allá. Pero ¿quién es el pueblo?, se pregunta. Porque es un problema desde los griegos. ¿Los pobres? ¿Cuerpo de ciudadanos? ¿Muchos? ¿Los más? ¿La masa? Ya luego con el latinizado populus, los romanos y el medievo como entidad jurídica y entidad orgánica. Y nosotros venimos de una cultura donde el término es en singular. Como aparte del castellano pueblo, está el italiano popolo, el francés peuple y el alemán die Volk. En cambio en inglés es the people, las personas. A mi parecer ésta última es la más adecuada. Pero ahí hay un detalle: El singular lleva a una identificación, el plural la desagrega.¿Entonces, el pueblo son todos? No todos votan. Sólo los ciudadanos y atribuirle a los ciudadanos el ser el pueblo es un error. Ya no vivimos en la Grecia antigua ni en las épocas donde el contrato social de Rousseau jalaba al tratarse de pequeñas poblaciones y no democráticas. Y si habláramos de todos los habitantes de un país ya estaríamos tocando otra cosa: la población, uno de los elementos del Estado. ¿Los más, un mayor número, pluralidad aproximada? No se puede calcular. Al día siguiente uno puede pasar de ser mayoría a ser minoría. La gente cambia de opinión. ¿Es el populacho, clases inferiores, o el llamado proletariado? Excluye al no proletariado y nos lleva a otra pregunta. ¿Quién es proletario o pobre? ¿Se trata de una totalidad orgánica indivisible? Sólo si tenemos una perspectiva orgánica de la sociedad, ya sea con el populus medieval -hay que echarle muchas ganas para pensar así- cuya finalización llega hasta la revolución francesa e industrial donde era corporativo y protector, hasta el Volk, totalizador y disolvente en el “espíritu del pueblo” llegado hasta el totalitarismo. O sea un mito. ¿Y las minorías? Porque sólo es una fantasía el creer en las mayorías totales. Y si se intentara serían artificiales y para lucirlas se requeriría de una opinión pública manipulada de forma total.El poder del pueblo es una expresión elíptica. Decir: todo poder dimana del pueblo es algo vacío. Pero da una idea democráticamente muy importante. El poder viene desde abajo. Ahí la relevancia. Pero mejor usar el término en plural a la Lincon: Government of de people, by the people, for the people. Un régimen de las personas, por las personas y para las personas como una buena explicación. Usemos mejor la palabra personas y en todo caso el término técnico de población, que junto con el Gobierno (conteniendo al Orden Jurídico), el Territorio y la realidad de poder ejercer por parte del Gobierno sus facultades, o sea, su Soberanía, son los elementos del Estado.