Jueves, 25 de Abril 2024

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Palabras en la acequia

Por: Daniel Murillo Licea

Acequia de Roldán. Por el Centro Histórico de la Ciudad de México alguna vez navegaron canoas con alimentos y mercancías para los habitantes. EL UNIVERSAL

Acequia de Roldán. Por el Centro Histórico de la Ciudad de México alguna vez navegaron canoas con alimentos y mercancías para los habitantes. EL UNIVERSAL

Sequía de la acequia/I

Hace algunos años, en el 2002, mientras revisaba la transcripción de varias entrevistas a campesinos guanajuatenses que utilizaban riego en sus parcelas, me encontré con un tema recurrente: en varias de esas entrevistas se mencionaba que la “sequía ya no llevaba agua”. A primera vista, me parecía un pleonasmo porque la sequía significa, precisamente, la falta de agua. Pero leyendo con más cuidado todo el material, encontré que no se trataba de un pleonasmo, sino de una errata de transcripción. Donde se había anotado “sequía” se refería a “acequia”. Entonces todo tuvo sentido. La acequia ya no llevaba agua.

Esta ha sido una constante en la historia del agua en México, digo, no que tal o cual acequia no lleve agua, sino que precisamente haya una disminución de la disponibilidad del agua, ya sea por el crecimiento poblacional, ya sea por cuestiones relacionadas con la administración del agua en México, por el desperdicio del agua o por sequías (aquí no hay errata), entre otros factores. Para darnos una idea de cómo se ha visto afectada la disponibilidad del agua en nuestro país, para empezar, se pueden revisar algunos datos estadísticos.

Basándonos en la información de la publicación “Estadísticas del agua en México”, que edita anualmente la Comisión Nacional del Agua -el órgano regulador del agua en el país-, podemos encontrar que en 1950 la disponibilidad media per cápita de agua era de 18 mil m3 por habitante por año. Para 1960 ya había una disminución a 11 mil m3 por habitante por año; para 1980 ya era de 6 mil m3 por habitante por año. Es decir, en 30 años la disponibilidad del agua en México bajó un 33.33 por ciento.

¿Qué ha pasado de 1990 a la fecha? Encontramos que la disminución en la disponibilidad de agua ha entrado en un periodo de “valor constante”: en 1990 la disponibilidad fue de 5.8 mil m3 por habitante por año, aproximadamente, y no ha habido una variación tan drástica desde ese año: para el 2012 la disponibilidad era de 4 mil m3 por habitante por año. Una posible interpretación, con estos números, que ha ocurrido una buena administración del agua desde que se fundó la Comisión Nacional del Agua (en 1989) y que la disponibilidad media de agua por habitante por año se ha mantenido casi constante en estos últimos 27 años. Un factor importante fue el crecimiento poblacional: en la década de 1970 la tasa de crecimiento poblacional alcanzó un 3.4 % anual, para 1990 hubo un declive importante (1.72 %) y para la primera década del siglo XXI se había reducido a 1.2% anual, según datos del Consejo Nacional de Población. Pero existe más de una interpretación de los datos estadísticos. Lo cierto es que hay desigualdades en el acceso al agua en México. La revisión de tales desigualdades será objeto de observación de esta columna que hoy hace su aparición.

*Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social. Correo electrónico: danielmurillo1@gmail.com

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