Aunque en Jalisco y en México tenemos nuestra propia escalada de crueldad y violencia, por las repercusiones que podría traer al sistema geopolítico mundial, es ineludible consignar la tensión planetaria que generó el nuevo estallido violento en la región conocida como el polvorín de Oriente Medio, por las disputas territoriales que por décadas han mantenido Israel y Palestina.Desde donde se le vea, desde luego es reprobable el ataque sorpresa de los milicianos de Hamás (Movimiento de Resistencia Islámica) en contra de la población civil de Israel, en especial en la zona sur de Tel Aviv, ocurrido la madrugada del sábado, así como la privación ilegal de la libertad de al menos un centenar de soldados y ciudadanos, que fueron tomados como rehenes.Pero tampoco se pueden perder de vista los roces y los enfrentamientos constantes que se generan también desde el gobierno israelí por sus acciones para expandirse más allá del territorio que los acuerdos internacionales les han marcado, en detrimento de muchas comunidades palestinas que han visto destruidas sus viviendas y comunidades, para edificar ahí desarrollos israelíes. Como en todo conflicto, pues, no se pueden hacer juicios simplistas ni maniqueos en los que coloquemos de una lado a los buenos y del otro lado los malos. Los contextos políticos y religiosos de ambos pueblos, y su lucha por preservar su territorio, hacen muy complejo el análisis y la solución de sus controversias.Pero sin duda es claro que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y otros organismos internacionales han fallado en su operación política en este conflicto que no ha dejado de estar latente en los últimos años, y que estalló otra vez el sábado.Hasta ayer el saldo en Israel era de más de 700 muertos y 2 mil 300 heridos, mientras que Gaza, por la contraofensiva judía, se reportaban 687 muertos y 3 mil 700 heridos. Tanto en los ataques de Hamás, como en la respuesta Israelí, hubo decenas de niños y niñas asesinadas.Muy poco han podido hacer estas instancias multinacionales para detener la escalada de agresiones mutuas, ya que mientras el gobierno de Israel, encabezado por Benjamín Netanyahu, respondió con “una fuerza nunca antes vista” con intensos bombardeos, que alcanzaron incluso objetivos en territorio de Líbano y un bloqueo total a Gaza, suspendiendo el suministro de energía y alimentos, Hamás amenaza con matar a un rehén por cada nuevo bombardeo, con el presunto apoyo de Irán.En medio de esa tensión bélica y crisis diplomática que ha generado este nuevo conflicto armado entre dos países, quedó atascada la postura del Presidente Andrés Manuel López Obrador que fue descalificada por la Embajada de Israel en México al exigirle una condena “de manera contundente” a los ataques del “grupo terrorista Hamás”, que nunca fue calificado como tal por AMLO.jbarrera4r@gmail.com
