Jueves, 09 de Octubre 2025

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Mi café

Por: Maya Navarro de Lemus

Mi café

Mi café

El despertar y la apremiante necesidad de consumir la primera taza de café del día se vuelven uno. Cada uno de mis pensamientos se dirige a degustar anticipadamente la aromática consumición, divaga la conciencia ayuna de tan ansiado elixir, urgente al paladar, el bebedizo es a los labios como el dintel hacia la tierra prometida donde corren generosos ríos de leche y miel.

Me pueden parecer eternos e interminables los cinco minutos en que el agua llega por fin a un estado de ebullición exacto para que cumpla con las más elementales reglas, que junto con el café, un poco de azúcar y como complemento un chorrito de leche evaporada den forma a esta relajante infusión que al ingerirla me haga tener la plena seguridad de que, al igual que mis semejantes, fui creada para disfrutar estas pequeñas grandes cosas.

El paraíso viene a mi encuentro, y entre olores, hervores y vapores mi cafetera anuncia rendida el prodigio de su esencia, ha parido cual madre bendecidamente fértil su primera taza de café del día. Fragancias conocidas inundan el ambiente, perfuman los recuerdos, acompañan soledades, inicia el romance. Mi casa huele a café, en mi cocina hierve el café, mi alma sabe a café.

El café, mi café, me conecta con la realidad, dejando atrás el mal humor que me haya podido dejar una mala noche, es el merecido calcificante que agradecen mis desvencijados huesos, vence la severa austeridad del más fatigado entrecejo, borra el mohín melancólico tempranero; y los músculos desmadejados sintonizan su bélica cadencia cual lánguido efebo derrocando al poderoso Marte.

Me reconcilia con la vigilia tan penosamente aceptada minutos antes, es el mejor mediador entre el espejo y la imagen reflejada cuando la cama se resiste a borrarse y el regreso a ella se vislumbra lejos. Cada sorbo me da la energía suficiente para contrarrestar las contrariedades que se me pudieran presentar durante el día; es en ese preciso momento que mi café se convierte en mítico nigromante, me augura que será un portentoso día.

Elba Gómez. La escritora comparte este aromático texto.

Me hace sonreír de placer y entrar en armonía con mi yo demandante donde poseo un cuerpo, poseo una alma, poseo un espíritu, pero más que nada poseo la libertad de pensamiento. Despierta mis cinco sentidos, al acariciar la taza y gustar el oscuro, caliente, y aromático primer sorbo, al mismo tiempo emito una gratificante exclamación que inunda de complacencia mi mundo y el mundo de quienes este día osen cruzarse en mi vereda.

Mi café pone en alerta mi sentido de pertenecía hacia quienes el Ser Superior me ha regalado para acompañarme en este tránsito terrenal. Se vuelve un buen preámbulo, cual si fuere el más puro incienso para iniciar el tiempo de oración o meditación profunda.  Me conduce por vericuetos filosóficos, al ver en cada trago el fondo de la taza, es como el principio y el fin ¿o el fin de una y el principio de otra?, como Alfa y Omega, como Génesis y Apocalipsis.

Inclina dulce e irremediablemente, esta primera ración de café, mi gusto y afición por la pérfida cafeína que seguramente degustaré con el máximo placer en otras cuatro o cinco tazas durante el día. Me induce también a una tibia adicción cual si comiera todas las flores de pasionaria que hay sobre la Amazonia y que aguzan al más fino oído para escuchar cuando la generosa lluvia cae sobre un campo árido y es fecundado, el arrullo del suave eco del agua de los ríos cuando se funden en el mar; y el susurro de un cometa cuando todas las estrellas se enredan en su cauda.

Hace también que entre en sincronía con la naturaleza de mi cuerpo porque el motor que lo pone en marcha justo ahora entró en cuarto creciente, me hace saber y sentir que se precisa de poco cuando lo banal es mucho, que un solo pie no echa raíces; y que una cabeza es un mundo pero un corazón es el Universo.

Me pone en sintonía con Dios y con los seres que amo; y constato la maravilla que logra en mí tan solo el primer café del día… ¡Bendito café!

Elba Gómez (Letras de Tepatitlán).

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