He estado meditando acerca de la bola de noticias escandalosas que han aparecido en los diarios y en las redes, y asustado con ese hecho, he considerado mejor hacerle caso a mi abuelita, platicar de los novios o de la muerte. Yo no sé ustedes qué han considerado acerca de la muerte, pero yo he tenido que hacer ciertas modificaciones a las tendencias actuales sobre el asunto. Entiendo que toda viuda que se respete debe de tener, cuando menos, unos diez años de viudez sin ningún enfadoso que la agobie.A mi actual amada esposa, actual porque es la única que he tenido y me ha aguantado más de cincuenta años, y a mis amadas hijas que, como ella, no me van a hacer caso, les he pedido que el día de mi muerte, si es que llega, porque a la mejor no llega, me hagan un entierro old fashion, con velorio en casa y ellas totalmente vestidas de negro, luto riguroso y, si es posible, contraten algún grupo de plañideras, si todavía hay, que, dada la situación económica, debe haber muchas, con un cura que no sea muy modernista ni me haya conocido, para que no me santifique ni condene en los actos religiosos.Después de eso y a pesar de que está de moda la incineración de los restos, que a mí no me incineren y no crea que es por motivos religiosos ni nada parecido, simplemente porque se me hace un verdadero egoísmo con los gusanos que me han de tragar, que nada más de saborearse la cantidad de carne que se van a comer, han de tener hasta agruras y, como a mí, haga lo que haga, lo que me limitan es la comida, pues yo creo que a ellos también. Y no crea que es exageración lo de la comida, el otro día la mayor de mis hijas, que no quiero decir su nombre, me dijo que qué era lo que quería y le respondí que comer; luego, luego me dijo que algo más espiritual y le contesté: comer con toda el alma, por lo que me tarugueó y se fue muy molesta.Igual me chocan los panteones modernos, esos que parecen jardines, que ni siquiera los nombres de los muertos ponen. Yo quiero un panteón con vampiros y hoyos para que caigan las personas por curiosas y, desde luego, una misa de Mozart y que ya sé que voy a la vida eterna, que no tengo muchas ganas de ir, pero debo irme preparando para hacer lo que hizo Ixca Farías, en este mismo diario, que dejó una carta para después de su muerte; claro que lo mío es copiado, por lo que no lucirá igual, pero cuando menos esperen una despedida hecha en el periódico.De todas las instrucciones que al respecto he dado, sé con certeza que mi querida mujer y mis amadas hijas me van a mandar justo a la tiznada, que queda un poquito más allá del panteón que yo querría.@enrigue_zuloaga