Viernes, 19 de Abril 2024

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Lo que sea pero que raspe

Por: José Luis Cuellar de Dios

Lo que sea pero que raspe

Lo que sea pero que raspe

No se tiene certeza respecto al origen del vino, leyendas y mitos se acompañan para cada uno dar su versión; la mas socorrida es la que menciona a Noé, el del Arca, a quien le fue inspirada la idea de plantar vid y exprimir su fruto una vez que presenció que un macho cabrío que habiendo comido el fruto, embraveció de tal manera que atacaba a cuanto animal se ponía por enfrente. De mal vino el tal cabrío, o buen conocedor y malo el vino.

Cualquiera que sea la verdad sobre el origen, lo cierto es que el vino ha formado, y forma parte de la propia historia del hombre. Sucesos bíblicos, históricos, sociales, políticos y hasta militares han sido tratados y definidos estando de por medio “una copa de vino” —o muchas—. Vino amontillado, abocado, albillo, aloque, arropado, de dos garrotes, de Jerez, de Málaga, de solera, de la hoja y mil etcéteras más forman la inmensa y universal variedad del fruto de la vid para dicha y placer de la humanidad. Con todas estas románticas historias y cargado de enormes virtudes que recrean a quien lo consume, resulta por demás curioso que en nuestro país se venga adoptando, con cierta rapidez, la cultura de beber vino, de este conocido “elixir” de los dioses que incluso por su calidad, el producido en México le “topa”a los de otros países. También es cierto que en cuanto a cantidades, estamos muy lejanos de las cifras que se consumen en otros lugares.

Impresionan las diferencias cuando aseguran que, mientras que los mexicanos consumimos en promedio de 300 a 400 mililitros de vino per cápita al año, los argentinos suben este consumo a los 40 litros; no solamente en el consumo las cifras resultan altamente desproporcionadas sino también en la producción, fenómeno que incide en ámbitos comerciales y fuentes de trabajo. Del total de vino que se consume en nuestro país el 57 por ciento corresponde a vinos importados y el resto a producción nacional. El vino mexicano poco a poco va teniendo peso específico en el ecológico concierto internacional, curiosa paradoja ya que fue México precisamente quien comenzó con la producción de vino en el continente americano. Ahora se ha visto desplazado y por mucho por naciones como Chile y Argentina del continente americano y por supuesto desde hace tiempo por España. Son precisamente estos países quienes encabezan las importaciones a nuestro país: Chile, España y Argentina en ese orden en cuanto a volumen se refiere.

Según los expertos, a pesar de que en México existen regiones cuyos microclimas —Baja California, Coahuila, Querétaro— tienen las mejores condiciones para producir vinos de alta calidad, el reconocimiento internacional de las cosechas mexicanas no ha llegado a colocar en el gusto del consumidor al vino mexicano. Lo demuestra de una manera contundente el dato que asegura que en Cancún se consume más cantidad de vino al año por los extranjeros que visitan ese cuasi celestial lugar, que la que se consume en la Ciudad de México en el mismo periodo de un año.

Beber vino oportuna y moderadamente es una costumbre que acarrea beneficios a la salud, sin embargo su uso depende de costumbres culturales, o será que el mexicano sigue prefiriendo algo que “raspe”.

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