Viernes, 26 de Abril 2024

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Por: María Belén Sánchez

En el cíclico girar del mundo y la vida hay muchos eventos que se suceden casi como repeticiones de hechos vividos en un pasado cercano o remoto.

A este propósito me impactó la presencia de un viejo que me hizo recordar a un antiguo amigo a quien apodábamos “El Anti-todo” y que tenía costumbre muy arraigada de contradecir o sacar la vuelta a cualquier tema que ser le presentaba.

El de ahora, tal vez no sea tan viejo, pero sí se ve muy deteriorado físicamente, aunque en ocasiones me sorprende con sus afirmaciones tan sensatas.

Un día me comentaba acerca de la Cuarta transformación, y me decía: ¿Cuál transformación? Si el mundo y la vida están siempre en continuo cambio. Lo que fue ayer ya no es hoy, y lo de hoy, ya no será mañana. Lo que pasa es que antes los cambios se daban más lentamente; los padres de nuestros abuelos comentaban: “Dicen que viene el ferrocarril… sabrá Dios quien lo verá”, después veíanse cambios notorios de una generación a otra, y en la actualidad todo sucede a un ritmo casi vertiginoso. Aparte que con tantos medios tan rápidos y efectivos, en un momento podemos darle la vuelta al mundo.

Y cuando le pregunté cómo veía el presente me contestó:

-Nuestro mundo atraviesa una etapa compleja y demasiado dispareja. Hay mucha información pero las noticias no siempre son claras, verdaderas NI creíbles. A veces parece que quieren llenarnos la mente de basura…

-¿Cómo es eso?

-Mire, lo que unos ven bueno otros lo ven oscuro o negro, lo que alguien dice, otro lo contradice, y llegar a una conclusión es muy difícil. Por ejemplo, el tema de más actualidad es el de la economía, y es lo que asusta a muchos. Y en realidad el tema dinero siempre ha sido problema, siempre ha habido ricos y pobres, incluso mendigos… lo verdaderamente mal es la desigualdad que se vuelve cada vez más deshumanizante, y la forma de acapararlo todo hasta convertirnos en esclavos con métodos impositivos cada vez más complicados.

-¿Cómo es eso, quieres explicarme?

-Mire. Le digo que siempre ha habido ricos y pobres, pero conforme pasa el tiempo los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres.

-Pero hay programas que se ocupan de los más necesitados.

-Para hacernos más dependientes… pero esas no son soluciones, y no resuelven nada mientras sigamos dependiendo de las potencias extranjeras. Mientras no se impulse a consumir lo que el país produce, y a los mexicanos valiosos no se les apoye para que desde aquí lancen sus inventos al mundo.

Hacía una pausa y yo respiraba hondo, y él continuaba:

-Mientras que alguien consuma productos importados y se vayan más por la marca, que por la verdadera calidad de un producto; mientras estemos permitiendo que las compañías se enriquezcan obligando a cambiar los aparatos electrónicos y programas con más facilidad con la que cambiamos de zapatos, y que suban las tarifas de servicios a su antojo… Mientras el intercambio comercial esté en manos de compañías monstruos, y no se le dé más importancia al producir y transformar que al comprar y vender, pues qué le digo: ahí vamos.

Y de allí la conversación derivó por otros derroteros, pero siempre en una tónica controversial, que por momentos me hace reflexionar, si aquél tendría verdaderamente mucha, o una buena parte de razón.

Y mientras seguimos ocupados y preocupados por los estragos y perjuicios de la pandemia que nos acosa, otros mecanismos se mueven para hacer prevalecer sus intereses.

Pidamos a Dios luz y claridad para que en medio de tantas corrientes adversas no nos dejemos confundir, sino que nos ayude a ver nítidamente la luz del día.

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