Viernes, 26 de Abril 2024

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Las lecciones de doña Beatriz Hernández

Por: Eugenio Ruiz Orozco

Las lecciones de doña Beatriz Hernández

Las lecciones de doña Beatriz Hernández

Melissa nació en Guadalajara hace poco más de 20 años. Es millennial. Trabaja en Suehiro, el restaurante japonés de Guadalajara. Se acaba de graduar como abogada en una universidad local. Ocupa su tiempo libre estudiando inglés. Como muchos jóvenes quiere progresar.

Le pregunto, ¿por qué vives en Guadalajara? Porque aquí nací, contesta. Sigo adelante, vuelvo a preguntar. ¿Conoces nuestra historia ? No, responde. ¿Te gustaría conocerla?, dice que sí, y como en los cuentos de hadas, aquí se inicia el relato.

Erase el año del Señor de 1540. Guadalajara, ya con título de ciudad y escudo de armas intentaba su fundación definitiva, -obstaculizada por al egoísmo y codicia de Nuño Beltrán de Guzmán- al viento Norte del río Santiago.

Los habitantes originarios atacaron a los colonos trashumantes. Las batallas han sido duras. El riesgo de nuevas agresiones era inminente. Las autoridades discutían qué hacer. El tiempo apremiaba, las horas pasaban. Entre el miedo a los oriundos y el miedo a Nuño, no llegaba el acuerdo. Finalmente la mujer de Juan Sánchez de Olea, apersonada en la casa que ocupaba el Cabildo y seguramente haciendo de tripas corazón exige hablar y lo hace invocando la autoridad del Rey Carlos V.

Consigna la historia que merced a su argumentación Cristóbal de Oñate, Miguel de Ibarra, y los principales aceptan trasladarse al Valle de Atemajac. 

Desde entonces, 1542, Guadalajara ha sido cuna y tumba de casi 20 generaciones de tapatíos.

Los hechos narrados contienen enseñanzas que no debemos perder.

La primera lección es que en cualquier tiempo las decisiones exigen objetividad, sentido común. Beatriz Hernández tiene una gran conciencia de la realidad, sus pensamientos son claros, no tiene confusiones. Distingue lo fundamental de lo incidental. Su buen juicio esta fincado en valores; entre otros, el  entendimiento de que los intereses colectivos son superiores a los individuales o de grupo.

Segunda: Valentía. Cuando se tiene riesgo de perder la vida o se defienden causas superiores no se puede actuar con pusilanimidad. Beatriz Hernández, fue una mujer que enfrenta sus propios miedos para vencer a la adversidad.  En un mundo de hombres e instituciones dominadas por los varones es capaz de romper formas y paradigmas. 

Recordemos que en esa época la mujer no tiene derechos políticos.

Tercera: El conocimiento como ingrediente fundamental en la toma de decisiones. Beatriz Hernández sabe, porque su intuición y  experiencia se lo enseñaron cómo reaccionan las personas. Convencer a quien se opone exige argumentar con razones válidas,  reclama un discurso congruente. Ideas serias y ordenadas. Identificación y seguimiento de los cauces institucionales.

Cuando Beatriz Hernández coloca al Rey por encima de los intereses de Nuño, resuelve políticamente el conflicto que inmovilizaba el traslado de los fundadores de Guadalajara a un espacio en el que no solo se protejan sus vidas sino que se garantice el futuro para las nuevas generaciones. Esta es una gran lección de política. El tema deja de ser la confrontación con Nuño de Guzmán y sus intereses particulares y lo inserta en el espacio del Bien Común y Carlos V, representante y cabeza de la monarquía  (Estado) es el garante del bienestar de todos sus subditos y ellos lo son.

Beatriz Hernández es mucho más que un mito fundacional, es una mujer que usó su inteligencia, sus agallas, sus principios y su amor para darnos este pedazo de patria que se llama Guadalajara. A ella se debe que este sea nuestro hogar.

Ahora sí, Melissa, ya puedes decir que conoces parte de la historia que compartimos. Ahora a ti corresponde hacer tu propia historia para honrar a Guadalajara, nuestra ciudad.

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