Viernes, 26 de Abril 2024

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Las 2.4 millones de verdaderas “Cleo”

Por: Jonathan Lomelí

Las 2.4 millones de verdaderas “Cleo”

Las 2.4 millones de verdaderas “Cleo”

El México sublimado a través de la pantalla de cine en la película “Roma” ahora tiene la oportunidad de evolucionar de la exaltación sentimental y poética a la realidad práctica del compromiso social y moral.

Desde este primero de abril, las 2.4 millones de “Cleos” trabajadoras del hogar en el país pueden ser registradas por sus empleadores ante el IMSS ーsólo con un trámite en Internet y sin que el patrón esté dado de alta ante el SATー para otorgarles seguro de enfermedad, maternidad y guardería, riesgos de trabajo, invalidez y jubilación.

La medida surgió de una sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en diciembre pasado, para que el IMSS implementara un programa piloto con el fin último de diseñar un “régimen especial de seguridad social para las trabajadoras del hogar”.

El ministro Alberto Pérez Dayán concluyó que es inconstitucional que los patrones no estén obligados a garantizar seguro social a las empleadas domésticas y que, por tanto, la ley es discriminatoria con este sector de la población.

El programa piloto ya está en operación desde la publicación de las reglas en el Diario Oficial de la Federación el 30 de marzo.

A partir de ahora, el plan se evaluará durante año y medio para que después, analizadas las implicaciones y fallas, el IMSS proponga al Congreso de la Unión una reforma que incorpore a las trabajadoras del hogar en un régimen especial y así tener a toda esta población, altamente vulnerable, asegurada en un plazo máximo de tres años.

Por ahora el programa piloto es voluntario ーun llamado ético más que jurídicoー pero una vez reformada la ley será una obligación para todos los patrones.

El tema no es menor. Una de cada diez mujeres mayores de 15 años empleadas en México es una trabajadora del hogar.

La inscripción en el IMSS de una empleada doméstica en el programa piloto es de una sencillez sorprendente para los “estándares” de la gestión gubernamental en nuestro país. Un video del IMSS lo resume en dos minutos y medio.

Sólo se requiere una computadora con Internet y algunos documentos tanto de la empleada como del empleador: CURP, número de seguridad social, comprobante de domicilio y un correo electrónico, así como realizar el pago de la cuota en un banco.

El que se trate de un programa piloto lo convierte en una política pública susceptible de corregirse y mejorarse. Ojalá otros programas siguieran esta ruta ejemplar ーimpuesta al IMSS por la Corteー porque a simple vista el modelo tiene sus inconvenientes.

El más significativo es que asegurar a una empleada doméstica puede resultar más caro que pagarle su salario.

Lo ejemplifico: el salario mínimo para inscribir a una empleada del hogar es de 3 mil 184 pesos, esto es, 102 pesos diarios. Supongamos que la trabajadora acude ocho veces por mes a laborar, eso implicaría un ingreso de 816 pesos por los días trabajados. Con base en la calculadora de cuotas que comparte el IMSS, el empleador debería pagar 858 pesos a la dependencia y 75 pesos la empleada ーese es el monto mínimo mensual para asegurar a una empleada del hogarー. En este caso, resulta más caro asegurarla que pagarle.

La única manera de disminuir esa cuota, para que el modelo sea costeable, es que la trabajadora del hogar tenga dos o más patrones, así la cuota se divide entre todos. O que esté de planta para que el ingreso aumente. Aunque habría que pasar por alto la elevada rotación, informalidad e irregularidad de los ingresos de este sector.

La otra desventaja, por ahora, es que el patrón debe repetir el registro y pago de la cuota mes con mes ya que los periodos de cobertura son por 30 días.

Más allá del cine

Este programa piloto, aún con sus limitantes, confronta los dos Méxicos que podemos ser.

El que siente una profunda admiración por estas mujeres trabajadoras del hogar, traspolada a una celebridad como Yalitzia Aparicio y una obra de arte como la película “Roma”. También el México que ha impuesto una agenda de género en el centro del debate público y que, como nunca, demanda a la autoridad políticas de equidad.

Y está el otro México, el que NO sólo habla y siente sino también actúa de manera congruente para marcar la diferencia en la realidad de estas mujeres que padecen, muchas veces, explotación y abusos, maltrato, clasismo y discriminación.

Tan solo evaluar el programa piloto y enviar tus sugerencias al IMSS vía el correo atn.contribuyente@imss.gob.mx o en la sección contacto ciudadano de la dependencia sería un avance para que esta política pública a futuro sea de verdad útil, ejemplar y, como ordena la Corte, rescate de la precariedad y olvido social a este grupo de más de dos millones de mujeres.

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  • IMSS
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