Martes, 10 de Diciembre 2024

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La sabiduría de los viejos

Por: María Belén Sánchez

La sabiduría de los viejos

La sabiduría de los viejos

La celebración de un día especial para los adultos mayores o para los abuelos ha venido incrementándose desde hace un tiempo no muy lejano; si bien en distintas naciones lo conmemoran en diferentes fechas.

A los viejos se les atribuye de forma privilegiada la sabiduría de la vida, aunque en la actualidad haya algunos jóvenes que lo ponen en duda, porque las tecnologías y los nuevos inventos les superan.

No obstante, aunque los jóvenes tengan mayor habilidad para estar al día en estos inventos que el progreso ofrece, no siempre podemos afirmar que esto les confiera una verdadera sabiduría de la vida.

Sin mucho esfuerzo lo podemos constatar al mirar a la juventud, que con frecuencia equivoca el camino y que a veces no sabe ni por dónde ir.

La sabiduría popular antiguamente nos decía que: “no sabe tanto el diablo por diablo, sino por viejo”.

Eso es precisamente lo que no siempre alcanzamos a percibir a primera vista, ya que observando detenidamente la naturaleza, los cambios de los tiempos y la evolución de las naciones en la historia, se pueden llegar a deducciones mucho más sabias que las que de primer intento otros nos presentan o nos quieren hacer creer.

Es cierto que el conjunto del desarrollo científico no se aprende empíricamente, pero es también verdad que hay mucha clarividencia en lo que a lo largo de una vida ha dejado a su paso la experiencia de las generaciones pasadas.

Por eso es bueno recordar que el día de los abuelos –igual que el día de las madres, de los padres o de los maestros- no se limita a un día del año en el cual abundan los elogios y las felicitaciones,  sino que hay que llevarlo siempre presente en el corazón.

Muchas veces, los años vividos hacen ver las cosas de diferente color.

Por ejemplo: en la actualidad se le da una máxima importancia a la economía y a la tecnología, sin considerar que esto también nos crea límites y linderos muy semejantes a diques que nos impiden ir más allá o volar por otros confines.

Nada menos en días pasados que perdí el celular, me he puesto a considerar el alto costo de una comunicación a veces muy importante, pero en otras ocasiones alienante, superficial y falta de contenido.

Por otra parte, en el costo de estos aparatitos tendría que venir incluido la otra cadena de gastos que incluye. Gasto en total casi prohibitivo para nosotros los simples mortales, y que además, nos priva de otras cosas que también son muy deseables.

Y no se diga si quiero comprar un auto: no es sólo lo que tengo que invertir en el vehículo; vienen además: tenencias,  alimentación de gasolinas, aceites, etc… y no se diga si por desventura me toca incurrir en multas, servicios o tantas otros rubros que al final me va a privar de lo que en resumidas cuentas es importante. Y todo esto, va a dar a quienes tienen de más, y en el descontento de los menos favorecidos crece también la ambición de quitarle a otros lo poco o mucho que poseen.

Así podríamos considerar otros aspectos en los cuales todos colaboramos al enriquecimiento de los que más tienen, y luego nos quejamos de nuestras carencias y pobreza extrema.

Ahora bien, si consideramos que hay otros aspectos vitales, los cuales podemos poner como ejes de la vida, y que al final la llenan de mayor satisfacción y dan una oportunidad de mirar más lejos y más alto.

Y si escuchamos la voz de los mayores en los cuales es fácil descubrir la auténtica sabiduría que puede llenar nuestra vida de felicidad y de esa grandeza que hace crecer nuestra dimensión espiritual hasta hacerla llegar a los espacios infinitos donde la comunicación del ser humano con el ser divino se dan la mano y se vislumbra la Verdad de Dios: el único que nos promete y da una felicidad duradera y sin final.

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