Domingo, 05 de Mayo 2024

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La orquesta del PRItanic

Por: Diego Petersen

La orquesta del PRItanic

La orquesta del PRItanic

The Wallace Hartley Band fue contratada para amenizar el salón de primera clase del Titatic en su último viaje en abril de 1912. Cuando el barco comenzó a hundirse tras el choque con el iceberg, Wallace, el director y líder de la banda, tuvo claro que su trabajo era amenizar hasta el último momento. Cuenta la leyenda que sacó a la orquesta a la zona de los botes en la popa, último tramo del barco en hundirse, y ahí siguieron tocando. Cuando el hundimiento era inminente tocaron

“Más cerca, oh dios, de ti” para acompañar a bien morir a los pasajeros que quedaron dentro del barco.

La llegada de René Juárez no es un golpe de timón en la campaña; es un manotazo, sí, pero al madero salvador, un manotazo de ahogado 

En el PRItanic se escucha ya el crujir de las estructuras previo a la anegación total; la campaña de Meade se hunde. Nadie habla de otra cosa. Él tiene que dar explicaciones en cada mitin, decir que no se va a bajar, que no está negociando con nadie, que no hay plan B, que llegará al final… como Hertley. El Presidente de la república, Enrique Peña Nieto, aclara que él no está pensando en cambiar de candidato y que no está negociando nada, que las reuniones son un mito. La mitad de las columnas políticas en el país hablan sobre el voto útil… la otra mitad de la crisis en la campaña del PRI.

No hay peor momento para un candidato que la declaración de muerte de su campaña, el día en que las encuestas declaran que la muerte es inminente. Los síntomas son inconfundibles: decaen los ánimos de los colaboradores, los teléfonos dejan de sonar, se vacían las oficinas de campaña, el dinero, el limpio y el sucio, deja de llegar, los gobernadores no responden, se acaba el crédito de los proveedores y las caras, cada vez menos, se repiten de un acto de campaña a otro.

En medio de esta difícil situación, el candidato José Antonio Meade decidió cambiar al presidente de su partido, relevar al director de la orquesta para que los músicos sigan tocando hasta el final. Escogió a un lírico, un músico de carrera, René Juárez, uno que ha tocado con la banda desde hace años, que los conoce a todos por su nombre, para sustituir a un director, Enrique Ochoa, que en teoría era más técnico, pero que nunca conectó con los músicos.

La llegada de René Juárez no es un golpe de timón en la campaña; es un manotazo, sí, pero al madero salvador, un manotazo de ahogado que tiene un solo objetivo: evitar que los músicos salten a los botes salvavidas, que más militantes se vayan a Morena en busca de la salvación política. No se trata de ganar, solo de detener la caída.

No dejen de tocar.

(diego.petersen@informador.com.mx)

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