Viernes, 29 de Marzo 2024
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La inteligencia artificial

Por: Guillermo Dellamary

La inteligencia artificial

La inteligencia artificial

Uno de los más importantes problemas que podemos tener es el de, en vez de aprovechar los avances tecnológicos, nos subordinemos a ellos.

E. Morin nos hace reflexionar al señalarnos que ya estamos en vía de una subordinación a la inteligencia artificial debido a que ya se encuentra “instalada profundamente en las mentes en forma de pensamiento tecnocrático” (lo escribió hace 20 años), es decir, que la tecnología rige nuestras vidas de una manera u otra.

Este tipo de pensamiento, acorde a todo lo relacionado a la tecnología, es decir, a la inteligencia artificial, a su vez es impertinente para comprender lo vivo y lo humano, creyéndose además lo único racional.

Los tecnócratas nos han conducido a una falsa racionalidad al proponer soluciones a los diversos problemas del planeta y sus ciudades con una presunta racionalidad que los mismos expertos difunden en forma muy convincente, de que están obrando en función del bien y del progreso. Y en muchos casos han acabado por empobrecer, cuando dicen enriquecer y destruir creando.

Las propuestas de muchos tecnócratas han llevado a arrasar con miles de hectáreas de bosques, para siembras de monocultivos que han eliminado los pequeños policultivos de subsistencia, agravando la escasez y determinando el éxodo rural y los grandes asentamientos urbanos. Tal y como lo dice François Garczynski (esa agricultura crea desiertos en el doble sentido del término, erosión de los suelos y éxodo rural), cita Morin.

Y para colmo, las grandes urbes acaban por convertirse en lugares pseudofuncionales que no toman en cuenta las necesidades no cuantificables y no identificables, que han multiplicado los suburbios y los nuevos fraccionamientos para que muy pronto se conviertan en lugares aislados, aburridos, sucios, degradados, abandonados, despersonalizados y generadores de delincuencia. Porque lo han hecho tecnócratas y constructoras que se basan en una inteligencia artificial que no ve los factores humanos y que sólo reduce los proyectos a utilidades y necesidades de vivienda. Son el producto de una mentalidad tecnoburocrática.

Una mentalidad, señala Morin, “que resulta en catástrofes humanas cuyas cuantificables consecuencias no son reconocidas ni contabilizadas como lo son las víctimas de las catástrofes naturales”.

“Así, el siglo XX ha vivido bajo el reino de una pseudoracionalidad que ha presumido ser la única, pero que ha atrofiado la comprensión, la reflexión y la visión a largo plazo. Su ineficiencia para tratar los problemas más graves ha constituido uno de los problemas más graves para la humanidad”.

Y todo por basarse sólo en la tecnología, que ciertamente proporciona grandes avances incluso en la inteligencia artificial, pero a su vez aumenta la ceguera de muchos aspectos humanos y de equilibrio con la naturaleza, que estamos ya viendo las severas consecuencias de esta manera de plantear y solucionar los problemas, con una mentalidad así.

Los avances tecnológicos deben estar a nuestro servicio y acorde a una visión multidimensional, capaces de ver el todo y las partes, y no reducir y simplificar, de una manera tal que nos hemos sometido a una visión que nos ha venido a perjudicar nuestro estilo y calidad de vida.

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