A fines de noviembre pasado que, sin llegar aún a la Presidencia de Estados Unidos, Donald Trump lanzó sus primeras amenazas de que llegando a la Casa Blanca el 20 de enero, impondría 25 por ciento de aranceles a las exportaciones de sus socios comerciales México y Canadá, muchos criticaron que la respuesta de la Presidenta Claudia Sheinbaum hubiera sido tan tibia, al sólo tener una primera conversación telefónica con él.Sus detractores contrastaban su postura de esperar que Trump tomara posesión de su cargo, con la inmediata reacción se su homólogo, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, quien viajó a Mar-a-Lago, la residencia privada del entonces presidente electo de Estados Unidos, para buscar persuadirlo de evitar una guerra comercial y no romper con los acuerdos del Tratado Comercial de Norteamérica.El canadiense no sólo no logró su cometido, sino que fue objeto del bullying de Trump, quien de ahí en adelante lo empezó a llamar gobernador de Canadá y a sugerir que ese país vecino debía convertirse en el estado número 51 de Estados Unidos. Las consecuencias e inconformidades políticas no se hicieron esperar en su país, hasta hacerlo dimitir y llegar al final de su mandato este mes sumamente debilitado.El efímero logro que tuvo hace un mes la Presidenta mexicana al lograr que Trump pospusiera la entrada en vigor de los aranceles en febrero pasado, y las charlas posteriores que tuvieron en la que el presidente estadounidense tuvo inesperadas deferencias hacia su persona, hicieron que quienes la habían criticado, reconocieran que la estrategia de “paciencia y cabeza fría” de Sheinbaum había dado mejores resultados que aquella respuesta intempestiva de Trudeau.Ayer se volvieron a repetir las comparaciones y las críticas a la Presidenta, ya que mientras el primer ministro canadiense, que ya va de salida, anunció que aplicarían los mismos aranceles a Estados Unidos a partir de ayer e incluso podrían suspender el suministro de energéticos a los Estados que colindan con su frontera, Sheinbaum sólo adelantó que presentaría su estrategia arancelaria en una “asamblea informativa” a la que convocó para el domingo.Es claro que la Presidenta apostó de nuevo a dar más tiempo a las negociaciones y a buscar un nuevo acuerdo, vía telefónica, con Trump el jueves.Mientras que a Trudeau, ayer Trump le mandó decir que por cada arancel que le imponga a Estados Unidos, él se lo doblará a Canadá. Con México no hubo más tensiones adicionales, pese a los reclamos de la Presidenta al gobierno estadounidense por volver a señalar la “relación intolerable” entre autoridades y narcos en México.En medio de las críticas por la apuesta de Sheinbaum, apareció Howard Lutnick, secretario de Comercio de Estados Unidos, para anunciar que Trump podría anunciar hoy “un acuerdo” con México y Canadá para atenuar la aplicación de los aranceles, por todas las llamadas telefónicas que había recibido de sus pares de ambos países “tratando de demostrar que lo harán mejor”.Así, la apuesta de la Presidenta sigue viva y podría posponer otra vez el golpe de Trump, que tarde o temprano, llegará.jbarrera4r@gmail.com
