Domingo, 05 de Mayo 2024

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Incertidumbre y esperanza

Por: Cesáreo Escobedo

Incertidumbre y esperanza

Incertidumbre y esperanza

La madurez es la aptitud de tolerar la incertidumbre. ¿Qué pasa, sin embargo, cuando esta incertidumbre monopoliza la salud, economía y política a nivel global? Actualmente estamos atravesando por un tiempo sumamente volátil e impredecible. Si contamos las elecciones presidenciales de las barras y las estrellas, una pandemia que afecta a más personas día con día, y la complicada situación económica a la que nos enfrentamos, es razonable pensar que muy pocas cosas se encuentran en nuestras manos.

Resulta preocupante que en los últimos cuatro meses en México, el número de delitos patrimoniales ha incrementado en 30%. Si bien en abril, con el paro de labores derivado del COVID-19 la cifra de delitos fue la más baja en los últimos 16 años, conforme ha ido avanzado la pandemia la incidencia delictiva de robos y fraudes también ha aumentado. En abril se contabilizaron 55 mil 716 denuncias por estos delitos y en agosto esta cifra subió a 73 mil 045.

Thomas Hobbes pensaba que el ser humano es egoísta en un estado de naturaleza, considerando que busca su propia sobrevivencia antes que la de los demás y existen recursos limitados. Existe una correlación entre el incremento en delitos patrimoniales con la complicada situación económica que atraviesa nuestro país.

Con el aumento en el desempleo, lamentablemente viene un aumento en los robos. Si bien las anteriores cifras son alarmantes, es el momento perfecto para tachar de erróneas las teorías de la naturaleza humana de Hobbes.

Aunque nuestros esfuerzos individuales no cambien, los desafíos a los que nos enfrentamos a nivel macro, no debemos perder la esperanza en este tipo de situaciones. No podemos controlar la relación que tendrá nuestro país con su principal socio comercial o mitigar el desempleo a nivel nacional con una varita mágica, pero sí existen prácticas que podemos realizar.

En un primer momento, debemos crear comunidad y un sentido de solidaridad más fuerte. Aunque nos estamos acostumbrando a vivir en una pandemia, ello no implica que debemos minimizar nuestros esfuerzos para cuidar a aquellos que nos rodean.

Asimismo, aunque no podamos controlar las decisiones de la administración pública, cada uno puede aportar desde su trinchera para solidificar el sentido de comunidad.

Nuestro Gobierno debe establecer más políticas públicas destinadas a favorecer a los grupos más vulnerables durante la pandemia. En el sector privado, las personas que tengan la posibilidad deben apoyar a aquellos que hayan perdido su empleo o se encuentren en una situación desfavorable por medio del establecimiento de fundaciones o apoyos económicos. Si bien, es cierto que no podemos controlar la totalidad de nuestras adversidades, no debemos perder la esperanza de que tarde o temprano todo estará bien. La noche es más oscura antes del amanecer.

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