Tras la derrota en la Suprema Corte de Justicia de la Nación de la propuesta de López Obrador de traspasar la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional, podemos empezar a analizar su gestión en pasado. El Presidente llegó al poder con un gran apoyo popular, gracias a la esperanza que generó en millones de mexicanos que habían sido marginados durante sexenios anteriores. Sin embargo, a lo largo de su mandato ha dilapidado ese capital político en proyectos absurdos y ha actuado con petulancia y soberbia, lo que ha llevado a que muchos de sus seguidores de clase media pasen de la esperanza a la decepción.Es lamentable que, a estas alturas de su sexenio, cuando sus proyectos han demostrado ser ineficaces y sus iniciativas han sido rechazadas, el Presidente diga que el sistema de salud en México será mejor que el de Dinamarca antes de que finalice su mandato. Esto demuestra un profundo desconocimiento de lo que es Dinamarca y, más grave aún, de las realidades del sistema sanitario mexicano.No es la primera vez que un Presidente popular llega al poder con grandes expectativas y, a lo largo de su mandato, va perdiendo el apoyo popular y la estima de sus gobernados. En muchos casos, los líderes terminan destruyendo a sus seguidores y viceversa.Los políticos aspirantes que están en la fila, independientemente del partido al que pertenezcan, siguen buscando la popularidad necesaria para llegar al poder y brillar con luz propia. Estos discursos se escuchan tanto en los candidatos “corcholatas” como en los de oposición.Parece ser que estamos presenciando el final de los días de López Obrador, un fenómeno quizás irrepetible por la cantidad de tiempo que le llevó llegar al poder. Como un animal herido por el paso del tiempo, puede que intente retorcerse, amenazar y lanzar ataques a cualquier actor nacional o internacional que se encuentre a su alcance. Es triste ver cómo un hombre que tenía todo para transformar el país, terminó haciendo muy poco.
