Domingo, 03 de Noviembre 2024

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Guerra de Poderes

Por: Jonathan Lomelí

Guerra de Poderes

Guerra de Poderes

Qué tiempos vivimos en México. ¿Estamos al borde de una crisis constitucional? ¿Qué es una crisis constitucional? ¿Es como una constipacion democrática? ¿O algo peor? Que alguien nos explique.

El proyecto del ministro Juan Luis González Alcántara cayó como bomba. No es para menos. Propone anular parte de la reforma judicial.

El documento tiene 366 páginas –por poco el número de La Bestia– y está escrito en “abogañol”, esa sutil forma de exclusión de las discusiones públicas para la mayoría de los mexicanos.

Quiero ofrecer un punto de partida para que cada lector y lectora formen su criterio sobre el debate. Evitaré la jerga jurídica y la demonización de uno u otro bando.

Primero hay que formular el problema con palabras sencillas. Lo pondría de la siguiente manera:

Postura A: El oficialismo defiende que, según nuestra Carta Magna, no existe un recurso legal para declarar inválida una reforma constitucional, la máxima norma del país.

En al menos cinco ocasiones desde 1998, la Corte se declaró incompetente, ante distintos recursos legales, para realizar cambios a la Constitución porque ésta es “inimpugnable”.

Tiene lógica: ¿cómo podría ser inconstitucional un cambio a la Constitución?

Postura B: El ministro González Alcántara dijo que ahora sí procede que la Corte invalide un cambio a la Constitución.

Según el juzgador, el sistema de postulación de candidaturas de personas juzgadoras y las listas para designarlas son incompatibles con el “régimen democrático” y “corrompen los fundamentos de nuestra República” (traducción: la mayoría serían elegidos por Morena, el partido mayoritario).

La oposición ha usado este ejemplo para defender su punto: si ningún recurso legal procede contra un cambio a la Constitución, ¿qué pasaría si mañana el Poder Legislativo aprueba la tortura o retira el derecho a votar de las mujeres?

Entonces hay que apelar a las convenciones y al derecho internacional, a los altos valores democráticos y republicanos (como en este caso), y bajo ese argumento, dice el ministro, siempre sí podemos invalidar unos párrafos de la Constitución.

Uf, qué complicado, ¿me siguen?

En resumen, este galimatías se formularía así, agarren aire:

El oficialismo sostiene que es inconstitucional que se invalide un cambio a la Constitución, una facultad exclusiva del Poder Legislativo. Pero el ministro asegura que lo verdaderamente inconstitucional es el cambio constitucional que dio vida a la reforma judicial. Dios. (Declaramos un receso).

Se habla de “crisis constitucional” porque el Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo aseguran que todos los recursos y amparos contra la reforma judicial son improcedentes y, por su parte, el Poder Judicial rebate que los legisladores y la Presidenta, al ignorarlos, caen en desacato.

Los primeros dicen que no pueden desobedecer ni combatir por la vía jurídica un mandamiento ilegal, y los otros, que se viola el Estado de derecho.

El martes 5 de noviembre, los once ministros de la Corte sesionan para votar si es procedente o no la propuesta de González Alcántara. Los juzgadores opositores a la reforma son mayoría de ocho. No hay un cuarto poder que dirima esta controversia. Qué tiempos vivimos en México.

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