Si cotidianamente el mundo se presenta complejo, inextricable; si la política luce como ciencia oculta destinada al goce y comprensión de unos cuantos; si la vida misma lleva a cuestionarse, de uno en una, qué hago aquí, y peor ¿cuál es el fin de que la gente forme sociedades y consuma los recursos del planeta y al planeta mismo? Si tantos temas causan desazón, es momento de recurrir a lo básico y repensar los recursos de los que nos valemos para explicar y explicarnos: las palabras. Por lo pronto, las que atañen a la política según la experimentamos por estos días; y si en muchos asuntos cada cual debe arreglárselas por sí mismo, digamos, la seguridad que debía ser pública y también los servicios de salud, por qué no intentar un glosario personal para aproximarse a entender algunos términos que son de uso común en los medios y en las conversaciones sobre política y sobre los gobiernos. A continuación, un ensayo de definiciones hechas a partir del empirismo más silvestre:Agenda. f. 1. Conjunto de materias, sociales, económicas, de servicios públicos, seguridad, etc., que los políticos suponen son de interés principal de la gente y que categorizan según las necesidades de la mercadotecnia (Véase) y de acuerdo con su postura personal al respecto, es decir, no su postura en relación con los intereses de las personas, sino hacia la mercadotecnia. 2. poner la (agenda), acción de los más conspicuos integrantes de la clase política que busca obligar a que en los escenarios de debate se hable y escriba sobre cuestiones del tipo de las que se determinan en la acepción primera de agenda; lograrlo es considerado un triunfo, aunque en razón a cómo las y los ciudadanos perciben las materias que contiene la tal agenda no haya efectos concretos.Compromiso. m. 1. Optar por decisión personal e indudablemente por un bando, un candidato, mujer u hombre, o por una idea, y manifestarlo; opción que a su vez se distingue por ser efímera, se agota en cuanto el compromiso exige hacer algo, gastar o nomás perseverar. 2. Compromiso con el compromiso: comprometerse con lo que sea que cualquiera se haya comprometido; énfasis imprescindible porque, ya quedó dicho, el compromiso a secas es fugaz; no obstante, para que el compromiso con el compromiso no sea una camisa de fuerza, es usual que, pasado un tiempo, el concepto se resignifique: operación de revisar si el compromiso es con el compromiso establecido o sólo con la voluntad por comprometerse. Lo que usualmente retorna a lo definido en el vocablo original: más vale que el compromiso sea pasajero, para qué arriesgarse.Futuro. m. Tiempo político que acomoda el resultado de la acción en algún momento remoto (e imprevisible) al instante en que se emite el discurso; a pesar de que el gasto imprescindible para la acción se conjugue siempre en presente.Género. m. y, en este caso, también f. Véanse: mercadotecnia y compromiso.Leyes. f. Conjunto de normas que tiene dos funciones: proveer argumentos para denostar a los enemigos políticos y fungir como conjuro mágico para ahuyentar los problemas; no importa que estos permanezcan, lo relevante es legislar, no la realidad (Véase). Las leyes obra de los políticos son muestra de que cumplen sus promesas; si los males persisten es atribuible a la participación de alguien más, a la mala suerte, a la veleidad de la economía, a la capacidad de reacción del crimen organizado o a la vecindad con Estados Unidos.Mercadotecnia. f. Referida a la política, técnica, casi ciencia, que estriba en que las ofertas de campaña, una institución o un sujeto (mujer u hombre), parezcan lo que no son y lo que no han sido, y asimismo puedan lo que no pueden. Lo exitoso de su aplicación está en relación directa al costo que tenga, aunque lo producido no sea lo prometido, ya que cuando la mercadotecnia política falla, la culpa es de las circunstancias que no entendieron que debían a adaptarse a la visión de las y los mercadólogos. (Véase honestidad [ pero como este es un glosario formal, evitamos incluir una entrada para este vocablo y causar risa, primero, y llanto después]).Nosotros. pronom. pers. m y f. Dicho por los políticos este plural comprende, invariable y exclusivamente, a ellos mismos, incluidos sus rivales. Expresado por los ciudadanos los abarca a todas, a todos, pero sin las y los políticos.Participar. Intr. Dicho de una persona: hacer, en lo público y comunitario, lo que los demás consideran debe hacer, en la forma en que esos demás decreten y para los fines que postulen correctos. De donde se desprende que participar, válida y útilmente, no tiene que ver con lo que dicte la conciencia individual, sino con el juicio externo; en latín se enuncia: dicunt me participare ergo sum (dicen que participo, luego existo).Realidad. f. 1. Existencia real y efectiva de algo que se contrapone polarmente con la descripción que los políticos en el poder hacen de ese algo; por ejemplo, si para ellos y ellas en su ámbito de influencia han propiciado un ambiente benéfico, seguro e ideal para progresar, en la realidad que rutinariamente se les atraviesa, su gestión se advierte perniciosa, como la realidad misma. 2. Invento de los enemigos de los políticos (pueden ser otros políticos) que se presenta inopinadamente, aunque para que lo haga invariablemente media la voluntad de perversos que nunca faltan y que, por lo visto, disfrutan de un poder inmenso, ya que la realidad acaba siendo más elocuente que las narraciones vacuas de tantas y tantos gobernantes quienes, cuando dejan de serlo, adquieren súbitamente la capacidad de contemplarla enterita, en toda su degradación.agustino20@gmail.com