Esta semana se hizo oficial algo que a leguas se veía venir: el nombramiento de Manuel Bartlett a un cargo de importancia (la dirección de la CFE). Y digo que se veía venir a leguas puesto que dicho señor ha ocupado el templete a un costado de López Obrador en innumerables ocasiones, particularmente cuando el anuncio o el evento es importante – cosa que por ejemplo no ocurre con otros funcionarios o apoyadores que forman parte del grupo más buenondita del presidente electo.Tras el anuncio, los reventadores estaban de beneplácito pues podían echar en cara a aquellos que habían prometido la renovación moral del país mediante la cuarta transformación que eran unos incongruentes de primera, puesto que daban una de las chuletas más sabrosas a una persona que, por lo menos, en fama es conocido por ser de los principales orquestadores – si, quien dijo “se cayó el sistema” fue Diego – del llamado fraude del 88, igualmente por tener que ver en los asesinatos de Buendía y Camarena, así como en otros actos turbios y oscuros.Ante esto hubo dos reacciones dentro de los grupos pro López Obrador: 1) la mayoría, los matraqueros, pronto plantearon que se trataba de un prohombre que había luchado desde dos décadas en contra de las malignas reformas energéticas y que por lo mismo cualesquier honor y privilegio le era más que merecido y además todos merecemos segundas, terceras, cuartas y quintas oportunidades – personas que el día miércoles probablemente se sintieron un poco ridículas tras la afirmación de Bartlett de que la reforma energética estaba funcionando; y 2) aquellos que se molestaron por el nombramiento.Dentro de estos últimos encontramos a la muy agradable Tatiana Clouthier, hija de quien fue combatido precisamente por Manuel Bartlett, y que muy tímidamente afirmó que creía que había mejores opciones, para luego buscar congraciarse y no ser quien dividiera el proyecto, al sostener que la nominación tampoco supone que se acabe el país.Pero con un tono menos político, el actor y simpatizante de López Obrador, Gael García tuiteó que le daba placer bloquear a personas que le reclamaban el nombramiento de Barlett – cabe apuntar que el día de la elección el artista narraba con febril entusiasmo que fue a votar recordando la imagen infantil de las marchas a las que asistía con sus padres en contra del fraude del 88. Sostenía el repudio al nombramiento y se deslindaba de cualquier responsabilidad.Nadie pensaría que un votante deba ser procesado o juzgado judicialmente por su voto. Es absurdo imaginar un juicio como el de Nüremberg para aquellos que con su voto permitieron el acenso del régimen nazi o para aquellos que votaron a Trump. Claro que no, los excesos y crímenes que se cometen son responsabilidad exclusiva de aquellos que los cometen.Sin embargo hay otros planos en los que se juzga el actuar humano. Y es que el votante de Trump no podía en honestidad afirmar que el desconocía el carácter xenofóbico de su candidato y su cercanía con grupos de odio – que por lo mismo hacían más que natural que se tomaran medidas como el separar a niños migrantes de sus familias. Si él voto por Trump por querer que volviera la industria manufacturera debió considerar también el costo de permitir el acceso al poder a grupos racistas, y, de persistir en su convicción por lo menos no llamar a sorpresa de las decisiones.De la misma manera no se puede decir que se trata de un acto hecho a espaldas del Zar bueno por los malvados secretarios. El anuncio lo hizo López, por sí mismo, sabedor del costo que tenía y consciente cualquier persona que siga las noticias, que era más que natural que se le diera un cargo de importancia.No hay forma de que un votante vaya a estar de acuerdo con todas y cada una de las decisiones y actos de un gobierno, pero pretender no tener una parte de la responsabilidad moral de haber puesto en el poder a un gobierno mediante el voto es simplemente una cobardía.Todavía quedan muchos innombrables del grupo que ganó la elección por recibir cargos importantes, veremos si deciden denunciar sus nombramientos o solamente cuando la contradicción haya sido más que evidente frente a los posicionamientos previos.
