Sin duda luego del principal eje de inseguridad y violencia que padecemos en Jalisco conformado por las desapariciones, las fosas clandestinas y el colapso forense provocado por el alto número de homicidios, vuelve a aparecer como el segundo más grave problema que amenaza la convivencia social el lastre de los feminicidios.Con los seis casos que se dieron en los primeros días del año, el doble que en 2021 y mismo número de casos que en el 2020, sin contar el triple homicidio de mujeres ocurrido el fin de semana pasado, se vuelven a prender los focos rojos por este tema que debe obligar a las autoridades de los tres niveles de gobierno a revisar y ajustar sus políticas que evidentemente no han podido disminuir la violencia de género, cuya expresión más extrema son los feminicidios.En el 2021 las cifras cerraron con 245 homicidios de mujeres de los cuales sólo 66 se investigaron bajo el protocolo de feminicidio, es decir, bajo la hipótesis de que se trató de casos motivados por violencia de género. Esto significó un aumento de 1.2 por ciento en relación al 2020 lo que volvió a ubicar a Jalisco en el top tres de entidades donde más se comete este delito, sólo debajo de Veracruz y el Estado de México.La mayoría de los casos, 74 por ciento, ocurrieron en la Zona Metropolitana de Guadalajara, la mayoría fue en Tlaquepaque seguido por Zapopan, Tlajomulco y Guadalajara.Aunque hubo un leve avance en el combate a la impunidad al lograrse 26 sentencias contra los agresores, casi todos cercanos a las víctimas, con lo que se confirmó que un 90 por ciento de las mujeres son atacadas por familiares, parejas o conocidos, se debe seguir pugnando para que se imparta justicia con perspectiva de género y se sancione a jueces y magistrados que siguen dejando en libertad a agresores y asesinos de mujeres.Para parar los feminicidios, pero también los miles de casos de acoso callejero, laboral y escolar, es necesario que la Secretaría de Igualdad Sustantiva trabaje con mayor coordinación con las instancias federales y las municipales, para hacer los ajustes institucionales en instrumentos como las hasta hoy inoperables alertas de género, órdenes de protección y hasta botones de emergencia o alertas de vida que no acaban de sacar de la vulnerabilidad a miles de mujeres.Habrá que ver de entrada, por ejemplo, cómo anda la evaluación más reciente de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim) en el cumplimiento de las autoridades estatales y municipales, en el diseño de los protocolos para operativizar esas alertas de género y de las acciones y obras en espacios públicos para inhibir las agresiones, que durante todo el 2020 fueron prácticamente ignoradas.Sólo tomando decisiones y acciones, las autoridades cumplirán su obligación para evitar lamentar un años más de creciente violencia contra las mujeres. jbarrera4r@gmail.com
