Miércoles, 06 de Noviembre 2024

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Falta mucho, pero... ah cómo distrae

Por: Daniel Rodríguez

Falta mucho, pero... ah cómo distrae

Falta mucho, pero... ah cómo distrae

Apenas llevamos dos años y tres meses del periodo presidencial de López Obrador, y aún quedan tres años y nueve meses para que termine, y ya el mandatario habló de la sucesión. Quien habrá de buscar continuar en Palacio Nacional en el siguiente sexenio.

Hace exactamente una semana desde el púlpito de la mañanera hablaba que en el 2024 termina, se jubila y se va a su rancho, su finca que lleva el nombre a donde muchos quieren enviarlo lo antes posible.

Pero no es el tema hablar de la jubilación, sino de los tiempos y el oportunismo para hablar sobre quién será su sucesor por el partido que él mismo encabeza. Porque hacerlo a tanta distancia, cuando muchas cosas pueden pasar o circunstancias pueden presentarse. Muy sencillo, en tiempos que no corresponden, pero si ayudan a distraer la atención de otras prioridades o necesidades por las que atraviesa el país.

Tenemos encima una crisis de salud que está lejos de resolverse por la agresividad de la misma, por la falta de vacunas para combatirla y la fallida implementación de protocolos preventivos que no se tomaron a tiempo. A esto debemos agregar una crisis económica, que es consecuencia en parte de la misma pandemia. Y por supuesto, agregar, entre otras cosas, la seguridad ciudadana y la violencia en el país.

Pero el hablar de temas como la sucesión presidencial es un excelente instrumento distractor para crear polémica y que se salga de la agenda de la discusión otros temas necesarios y prioritarios.

El presidente dijo que en su partido, “...de 50 años de edad para arriba, hay mujeres y hombres. Que si hay relevo de ese lado”.

Y por supuesto, la imaginación vuela y surgen los nombres de Marcelo Ebrard, de Claudia Sheinbaum y Ricardo Monreal, personajes que asoman la cabeza en el grupo morenista.

Sin embargo, sin querer queriendo, como dijera un inolvidable personaje de la televisión, el tema provoca que los posibles candidatos quieran tomar ventaja y en esa aventura se quemen por sí solos, como sucedió con Ricardo Monreal, coordinador de Morena en el Senado, quien queriendo quedar bien con el presidente y ganar adeptos, metió el choclo.

En su cuenta de Twitter, hablando de las calificadoras que nuevamente han bajado las perspectivas de crecimiento del país, dijo que “el impacto de esas empresas de riesgo y los conflictos de intereses que existen en su operación, hacen necesaria una regulación que garantice su objetividad. Hay que legislar su actividad”.

El comentario levantó mucha inquietud y ante la avalancha de reacciones de preocupación, salió al paso y aclaró que su propuesta de imponer regulaciones fue sacada de contexto. Que “no es un tema urgente, que no se alarmen las calificadoras”, y agregó que “ni siquiera hay una iniciativa, es un simple artículo por su actitud de escribe y escribe”.

Esto nos dibuja de manera muy clara, como un legislador de su importancia, quién puede estar en esa lista de presidenciables, piensa, razona y transmite sus ideas sin un argumento respaldado por la razón o un buen fundamento. Y todo por su costumbre, como dice él, de estar escribiendo y escribiendo. Lo preocupante es que de ese lado haya posibles precandidatos que piensen y actúen sin analizar. Y del otro lado, de la oposición, desafortunadamente lo que se vislumbra hasta el momento, es un panorama de ‘vacas flacas’. ¿Usted, qué opina?

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