Jueves, 18 de Abril 2024

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Enrique Fernández y el Celaya campeón sin corona

Por: Raúl Romero

Enrique Fernández y el Celaya campeón sin corona

Enrique Fernández y el Celaya campeón sin corona

El fallecimiento del empresario de origen español Enrique Fernández la semana pasada volvió a traer a la memoria de los aficionados al futbol la aventura de los Toros del Celaya de los años noventa.

Fernández dio vida a un equipo que fue heredero del espíritu del Atlético Español y marcó la historia del futbol mexicano, a pesar de no ganar ningún campeonato de Liga.

Tras conseguir el ascenso ante Pachuca en la temporada 1994-1995, Fernández inició una campaña de compras espectaculares que pusieron al equipo de Guanajuato en los primeros planos del futbol mexicano.

Primero, llegó Emilio Butragueño del Real Madrid para la temporada 1995-1996. Después, los Toros se hicieron de los servicios de otros dos símbolos merengues: Míchel González y Hugo Sánchez.

El equipo tocó su punto más alto con Butragueño y “Tiba” en la temporada 1995-1996, cuando los Toros llegaron a la Final de la Liga mexicana, que perdieron ante Necaxa.

Fernández tuvo la idea de contratar a Butragueño mientras veía por televisión la despedida que fue organizada para el jugador español en el Estadio Santiago Bernabéu.

“Entonces era un sueño, pero de vez en cuando los sueños se hacen realidad”, dijo Fernández para explicar la audacia de buscar a Butragueño, que también tenía ofertas de Japón.

Butragueño fue contratado por el Celaya por dos temporadas con un salario de un millón de dólares anuales.

El ex jugador del Real Madrid firmó para el Celaya en agosto de 1995 y a menos de un año de su llegada a México, en mayo de 1996, el “Buitre” ya estaba jugando la Final del campeonato, en la que los Toros se enfrentaron al campeón Necaxa.

El partido de ida quedó empatado 1-1. Peláez anotó por los Rayos y el “Abuelo” Carlos Hernández marcó el gol del Celaya.

La vuelta se jugó en un estadio Azteca abarrotado. El Necaxa de Lapuente administró el resultado global, que le daba el campeonato por el gol anotado de visita. Los Toros se lanzaron al ataque, pero sin suerte. El partido terminó 0-0 y el Necaxa se coronó bicampeón.

Al minuto 41 el “Buitre” tuvo la posibilidad de hacer historia. Carlos el “Abuelo” Hernández puso un servicio a segundo poste que el español remató desviado, mandando fuera del campo la última posibilidad del Celaya de ser campeón.

“Necaxa es el campeón y hay que felicitarle. Hizo lo que pensó que tenía que hacer para tener el título y ahora lo tiene”, dijo Butragueño, que conservaba su caballerosidad, aunque se encontrara extraviado en el laberinto del futbol mexicano.

Así, un equipo con acento español se convirtió en el perfecto intérprete de ese papel tan mexicano: el rey que sigue siendo rey sin importar lo que digan, el campeón sin corona.

La historia del Celaya edificado por Fernández es también un recordatorio de que muy de vez en cuando (más o menos una vez en la vida) los sueños se hacen realidad, y aunque no siempre se conviertan en triunfos, vale la pena celebrarlos.

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