Viernes, 29 de Marzo 2024
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El muro de acá, de este lado

Por: Luis Ernesto Salomón

El muro de acá, de este lado

El muro de acá, de este lado

Se ha levantado un muro dentro de los Estados Unidos. Una enorme barrera ha sido construida entre familias, organizaciones y personas. Se ha cimentado en la división, la ruta del desahogo al resentimiento, el fomento a la irracionalidad reconfortante por instantes que tiene altos costos para el futuro. Ahora mismo la polarización ha avanzado desde la política, hasta la formación de opinión y ha llegado a la vida cotidiana.

En ese tablero a los mexicanos nos ha correspondido un papel significativo ya que hemos sido objeto de insultos, generalizaciones que se han esparcido como parte de los argumentos de la ola divisoria. Para peor condición su símbolo material es la valla que Donald Trump prometió construir en la frontera con nuestro país. En el Congreso de los Estados Unidos se desarrolla una frenética actividad que ha llevado a la paralización parcial del Gobierno federal al no alcanzarse un acuerdo presupuestal, cuyo escollo fundamental son los fondos para el símbolo del odio.

Pase lo que pase con el presupuesto, el daño está hecho; el muro ha sido levantado entre los norteamericanos que más que nunca están divididos ante el desarrollo de escenarios políticos inéditos. El muro ha llegado a cruzar la misma Corte Suprema, que ha suspendido las medidas contra el asilo promovidas por la Casa Blanca. Pasa por las Cámaras de Representantes y el Senado, donde hay un gran número de representantes que están profundamente en contra de estas divisiones artificiales, encaminadas a manipular los sentimientos colectivos con fines electorales. Pero aún más está llegando a las escuelas, a los Colegios Comunitarios en donde se acentúan los casos de discriminación y agresiones a pequeños hijos de familias inmigrantes.

Está afectando la vida de ciudades enteras que han decidido públicamente definirse como abiertas a la migración y se colocan en prevención de esta división que puede llegar a grados de perversidad mayores. En ese muro interior imaginario ya construido, nos toca estar, como dice el corrido, de acá de este lado. Y desde ahí habrá que dar la batalla para derribarlo.

Pero el lado mexicano no está al Sur de la frontera, sino que ahora está en el otro lado de quienes pregonan la supremacía racial, de aquellos que gritan que somos una amenaza a la seguridad, de los que prefieren el aislamiento y pregonan restricciones a la libertad de las personas con el pretexto de protegerlas.

La respuesta a esas y otras voces que les hacen coro en la política, se están levantando, poco a poco con enorme dignidad, personas, líderes de opinión, empresarios, académicos y personas comunes y corrientes proponiendo igualdad, solidaridad, libertad, apertura e independencia.

Las condiciones históricas nos han colocado en el lado correcto de este muro; tenemos la razón moral y política. Por eso es oportuno hacer una labor de articulación de estas voces para defender estas razones.

La defensa de los mexicanos, la respuesta racional a las ofensas y la muestra de lo que somos en realidad se convierte en la agenda a desarrollar de acá de este lado del muro imaginar, dentro de los Estados Unidos.

Mientras que al Sur de la frontera corresponde la reconstrucción de la relación bilateral mediante acuerdos imaginativos que abonen a evitar la desigualdad, que es el principal motor de la migración y de la irritación social en nuestra región. Levantar la voz de este lado del muro es un acto de dignidad que realizan todos los días los más de 30 millones de mexicanos que viven del otro lado de la frontera, junto a cada vez más voces locales de allá de aquel lado, que se colocan del lado correcto del muro. La meta es derribar un muro que divide a las personas, sembrando un resentimiento nocivo, dentro y fuera de los Estados Unidos.

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