Miércoles, 24 de Abril 2024

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El guardián de la Constitución

Por: Cesáreo Escobedo

El guardián de la Constitución

El guardián de la Constitución

¿Quién es en realidad el guardián de nuestra Constitución? ¿Quién debe ser el encargado de velar por nuestros derechos humanos y reiterar la división de poderes dentro del gobierno? ¿Esta inmensa responsabilidad debe caer meramente en las manos de una sola persona, o por el contrario, de un tribunal? Las anteriores preguntas no son de orden menor y afectan a la totalidad de individuos dentro de nuestro país. Es por ello, que resulta pertinente analizar la famosa polémica del siglo XX suscitada entre Hans Kelsen (1881-1973) y Carl Schmitt (1888-1985) sobre quién debe ser en realidad el guardián de una Constitución.

La sonada polémica se dio durante la crisis en la República de Weimar, periodo de la historia de Alemania entre 1918 a 1933 tras haber sido derrotados en la Primera Guerra Mundial. Pasemos a analizar lo sostenido por estos grandes juristas para posteriormente reflexionar sobre lo que la polémica implica en nuestros días.

Kelsen consideraba que el guardián de la Constitución debe ser un Tribunal Constitucional. ¿Por qué un Tribunal Constitucional? Para Kelsen existe una identidad entre derecho y Estado. Con ello, se puede entender que cualquier función estatal es una función jurídica y consecuentemente, todo fundamento de poder público es una norma jurídica. Señala fielmente que un Tribunal Constitucional representa un medio ideal para mantener la esencia de una democracia: un compromiso permanente entre los grupos representados.

Schmitt, por otro lado afirma que la Constitución debe ser protegida por una rama política, concretamente, el Presidente. Su razonamiento parte de la base de que el Presidente es el representante del pueblo en su totalidad. Para reforzar lo anterior, señala que el Presidente representa al pueblo más allá de cualquier lucha de partidos políticos, diferencias o intereses de ciertos grupos. Adicionalmente, Schmitt considera que el Estado es anterior al derecho y que no toda la Constitución es una norma jurídica, sino que en realidad se compone por decisiones políticas.

Las posturas contendientes nos dejan mucho qué pensar sobre nuestra relación actual entre gobernantes y gobernados y quién vela en la práctica por nuestra Constitución. Hoy en día, este guardián constitucional lo podemos encontrar en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, encargada de hacer cumplir la Constitución y de reforzar la división de poderes.

La multicitada polémica ya es vieja y ha sido estudiada a diestra y siniestra desde su suscitación hasta nuestros días por grandes constitucionalistas. Resulta indispensable, sin embargo, bajarla a un plano de consciencia para el conglomerado de mexicanos para exigir a dicho guardián una actuación impecable al momento de velar en cada vertiente por nuestra norma suprema. Es nuestra obligación estar al pendiente del cumplimiento de nuestra Constitución, y con ella, de nuestros derechos humanos.

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