Jueves, 25 de Abril 2024

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El extraño retorno de la normalidad ficticia

Por: Diego Petersen

El extraño retorno de la normalidad ficticia

El extraño retorno de la normalidad ficticia

Regresamos a la normalidad, no a la normalidad normal, sino a una nueva, que no por anormal deja de ser normalidad. En esta nueva normalidad hay unos más normales que otros. Por ejemplo, el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, puede salir de gira e ir de municipio en municipio entregando despensas y supervisando obras. O el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, puede irse en caravana a “contagiar moralmente” a los habitantes del sur del país en una Suburban rentada (Suburban is the new Jetta, o cómo se llamaba la serie). Eso sí, los súbditos, vasallos, descreídos, ignorantes y demás mortales ahí de ustedes si se mueven de casa, se van a trabajar sin obtener antes su holograma de sanidad u osan vender en las calles porque serán señalados como los responsables de tanto contagio. El riesgo de desobedecer no es menor, corre usted peligro de que lo regañe o hasta insulte el gobernador o puede ser tildado de conservador por el presidente (que a estas alturas del partido también es ya un insulto).

En esta nueva normalidad hay unos más normales que otros. Por ejemplo, el gobernador de Jalisco

Los aplazamientos, reaplazamientos y la falta de claridad del llamado regreso a la normalidad y la apertura de la economía son producto de las contradicciones y enfrentamiento político entre la federación y el estado. El caso de las guarderías es quizá la expresión más clara, pues mientras en el estado se llama a regresar a algunas actividades las guarderías que dependen del gobierno federal (IMSS, ISSSTE, etcétera) están cerradas en detrimento de las madres trabajadoras. Entendiendo las dificultades para tomar decisiones precisas con información escasa e intereses contradictorios (lo que es bueno para la salud es malo para la economía y viceversa) lo que es incontrovertible es que la presencia del gobernador ni la del presidente en la supervisión e inauguración de obras puede ser considerada una actividad esencial. Al país y al estado no les pasa nada si los señores no se van de gira, por el contrario, el que ellos salgan hace mucho más complicado para las autoridades de salud mandar un mensaje claro y contundente. Con qué cara y autoridad moral se les pide a los ciudadanos que se queden en casa y no abran sus negocios cuando los primeros en no acatar los lineamientos son los líderes.

La politización absurda sigue siendo la peor de las caras de la pandemia. Dentro de algunos meses tendremos tiempo y distancia crítica para evaluar el trabajo de las autoridades durante este periodo. Tengo la impresión, sólo como hipótesis, que, en su afán protagónico, nuestros amadísimos líderes, el presidente y el gobernador, lejos de ayudar se han convertido en un lastre y han hecho del regreso a la actividad económica un manojo de contradicciones.

(diego.petersen@informador.com.mx)

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