Jueves, 25 de Abril 2024

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Educación; conquistar el pasado

Por: Diego Petersen

Educación; conquistar el pasado

Educación; conquistar el pasado

Elba Esther amenaza con regresar a la dirección del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE); el Presidente Andrés Manuel López Obrador le asegura a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) que si no hay un acuerdo para la reforma educativa él se encargará de que todo quede como antes. Esto es, volvemos al punto de partida, como estábamos hace seis años: la educación en manos de los gremios y no del Estado; una educación pensada desde y para los sindicatos y no desde y para los niños.

La decisión de frenar el aeropuerto de Texcoco será menor en su costo y repercusión comparada con ésta. Claudicar a una reforma educativa y dejar el sistema como estaba en 2012 significa condenar al país a una educación, por decir lo menos, mediocre.

Rendirse a la posibilidad de arreglar la reforma y encontrar una vía en la que, en pleno respeto de los derechos laborales de los maestros, mejoremos el sistema, pone al país en una desventaja sustantiva en materia de competitividad, pero sobre todo condena a una generación entera de mexicanos a una educación pensada y diseñada para el siglo pasado, esa época en que, a decir del Presidente, todo fue mejor. ¿Regresar todo a como estaba antes de “la mal llamada reforma educativa” significa tolerar a los maestros que tienen plaza de directores, pero no ejercen porque tienen comisiones sindicales; implica regresarle a la CNTE el control presupuestal de la secretaría de Educación de Oaxaca; que los secretarios de educación de los estados tengan que rendirle pleitesía a Elba Esther Gordillo porque ella es el verdadero poder detrás de la educación?

Es evidente que el Presidente prefiere cualquier cosa a tener que enfrentar a la CNTE en la calle, bloqueando vías de ferrocarril o las avenidas del centro de la Ciudad de México

Es evidente que el Presidente prefiere cualquier cosa a tener que enfrentar a la CNTE en la calle, bloqueando vías de ferrocarril o las avenidas del centro de la Ciudad de México; que su prioridad en este caso es la estabilidad política de su movimiento y del país; que no está dispuesto a gastarse su capital político en la mejora de la educación; que en su diagnóstico para superar la desigualdad y la pobreza la educación no es un tema estratégico.

La educación es mucho más que un servicio que presta el Estado y que el Gobierno en turno debe garantizar. La educación es el punto de encuentro en el que la sociedad, en su diversidad y pluralidad ideológica, logra trazar el futuro deseado. Esa oportunidad parece desvanecerse, una vez más, porque no es prioridad de ningún Gobierno.

Otra vez, hipotecamos el futuro para conquistar el pasado. 

(diego.petersen@informador.com.mx)

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