Las campañas electorales son un concurso de ocurrencias. Los candidatos al Gobierno de Jalisco y a gobernar los municipios metropolitanos están más concentrados en decirnos lo que queremos oír que en pensar la ciudad. La mayoría de las propuestas son vulgares ocurrencias, están pensadas en función de los votos que puedan generar, de halagar a los oídos de los votantes y no construidas con base en datos de la realidad. No tienen la culpa los candidatos sino quienes votan por ellos, podrán decir los asesores de campaña parafraseando el horrendo dicho del compadrazgo. Y tienen razón: si los candidatos nos mienten con tanta naturalidad, si ofrecen soluciones que no saben ni siquiera si son viables, o, peor aún, si nos ofrecen soluciones que saben que no son viables, pero los electores las compramos, el problema claramente es nuestro. Para que existan los engaña bobos tiene que haber bobos.¿El problema de la movilidad en Guadalajara se soluciona con más líneas de transporte masivo? Sin duda ayudará mucho, igual como podemos decir que el paracetamol ayuda a bajar la fiebre. La fiebre es el síntoma de un problema y hay que atacarla porque en sí misma representa un malestar y un riesgo para la persona. Todas las líneas de transporte masivo ayudarán sin duda a aliviar el problema, que una parte de la población tenga mejor calidad de vida, pero no resuelven el problema de fondo de la movilidad, como tampoco lo hacen las vías rápidas, ni los pasos a desnivel ni los segundos pisos.En las personas como en las ciudades, los problemas de movilidad tienen que ver con la obesidad. Guadalajara ha engordado, se ha ensanchado terriblemente en los últimos 50 años. El equivalente en una ciudad a la pérdida de masa muscular en una persona es la pérdida de densidad urbana. No hay sistema de transporte que solucione la gentrificación, el abandono de los barrios y colonias. Entre más crece la ciudad y más pierde densidad menos eficiente es el transporte, el que sea: metro, tren, trolebús, BRT, auto o moto.El problema, dirán con razón, es que ya somos una ciudad obesa, la expansión urbana ya es un problema y tenemos que darle movilidad a la ciudad que ya es, no a la que pudimos haber sido. Lo que hay que vigilar es que las soluciones que se propongan, que el dinero escaso del erario, no se inviertan en cómo mover a una ciudad obesa sino en cómo mejoramos la ciudad. Dicho de otra manera, tenemos que exigir a los candidatos y futuros gobernantes que piensen la ciudad en función de la movilidad y no la movilidad en función de la expansión urbana.diego.petersen@informador.com.mx