Comenzaron a circular ya las listas con las que Morena prepara la elección judicial. No hay sorpresas en lo que tiene que ver con la selección para la Suprema Corte y el Tribunal de Disciplina, pero tienen que cumplir el trámite de que los electores pongan los numeritos. La elección será tal como la diseñaron. Es como jugar un Melate manipulado. El grupo de notables y poderosos de Morena ya decidieron quiénes serán los ministros, los magistrados y los que castigarán a los jueces que se salgan de la línea gubernamental. ¿Cuál es la diferencia con lo que sucedía en el pasado? Ninguna, solo cambió la forma de ser autoritarios. Antes nos quejábamos de los arreglos cupulares entre los partidos. Ahora son del mismo partido. La elección tiene como única función legitimar decisiones previamente tomadas. Así sucedió en México durante 70 años y vamos de regreso. Estamos conformando un sistema autoritario. No, no es una dictadura, es un autoritarismo similar al que vivimos durante casi todo el siglo XX, con un presidente omnipotente y un sistema de control político vertical.¿Nos hace más democráticos elegir a los jueces, magistrados y ministros por voto popular? No. El voto es solo uno de los componentes de la democracia, pero ni la golondrina hace verano ni el voto hace democracia. Lo peor es que la elección del Poder Judicial del próximo primero de junio va a ser un desastre. Habrá muy poca votación (lo más probable es que esté por debajo de 10 por ciento) y, sin embargo, veremos largas colas en casillas atascadas por la lentitud del proceso, la dificultad para llenar las boletas, la falta de capacitación de los funcionarios y la reducción al 50 por ciento de los centros de votación. No hay dinero para pagar a los funcionarios y el programa de cómputo de resultados, que harán funcionarios y no ciudadanos, acusa fallas a 15 días del proceso, por lo que pasarán días antes de tener ganadores certeros. Eso al parecer no le preocupa a nadie, ni siquiera al INE, que ya entendió que su papel en esta elección no es de árbitro sino de legitimador.Pero si la elección es un problema, más lo será la entrega-recepción. Salvo la Corte y el Tribunal Electoral, donde buena parte de los miembros serán reelectos, a partir de septiembre los nuevos jueces y magistrados recibirán un montón de juicios en proceso que no conocen ni entienden. Si nos va bien, los juzgados tardarán un par de años en retomar el ritmo, de por sí lento, del sistema de justicia en este país.¿Qué puede salir mal? Todo, pero a quién le importa si ya dijo la Presidenta que somos el país más democrático del mundo.