Sábado, 20 de Abril 2024

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Deshojarse y florecer

Por: Dolores Tapia

Deshojarse y florecer

Deshojarse y florecer

Recibo este 2018 haciendo un “stop” y contemplando el mundo. Sin juicios, dejando que se decante en mis manos —y mi corazón— el aprendizaje… Sí, así como suena… dejar que llegue lo que tengo que ver…

Creo fervientemente que todas las acciones conscientes —poseen en su numen interior una vibración y tejido fino que habla en niveles invisibles— sugieren un conocimiento interior que toma su tiempo ir traduciendo…

El pasado 2017 —al cual le agradezco fervorosamente— me ha enseñado la importancia de cerrar compuertas a lo que ya no tiene cabida en nuestras vidas. Me ha enseñado que hay cosas que no podemos cambiar y que todo lo que sucede es consecuencia de lo que hemos hecho, de lo que hemos pensado, de lo que hemos perdido, de lo que no hemos perdonado, de lo que no hemos encontrado. Entiendo, hoy, que es importante no quedarse mucho en un solo lugar … (ni físico, ni mental). Y que sea en lo que sea que se domine perfectamente es importante enseñar a otros. Seguramente esos otros son más jóvenes, está bien, es una manera de dar.

El año que se fue me enseño que habemos personas que aunque no nos veamos a diario, mantenemos un lazo indestructible ya sea por lo que hemos vivido juntos, lo que aprendimos de manera relacional o lo que nos hemos amado. Sí, todo lo que hemos amado tiene algo de nosotros. Aprendí  que podemos amar hasta el infinito aún sin ser familia. Y que a veces, también en nuestras familias tenemos cosas que no nos gustan —incluidos pensamientos y caracteres—,  esas son las pequeñas muestras de pedagogía espiritual que nos da la vida, el existir. Lo que vemos que no nos gusta, habla de nosotros, pero esos nosotros no debemos emitir juicios. Nunca conoceremos el corazón de nadie totalmente, ni siquiera de nosotros mismos.

Este año la muerte me enseño que además de la tristeza, su presencia arroja una luz sobre las cosas invisibles y estas cosas son vitales y también son bellas.  Hay muertes que nos siguen enseñando en el dolor, las cosas que no aprendimos en la alegría.

También entendí que hay ciertos tipos de tristeza; algunas parsimoniosas y reflexivas, otras oscuras, oscuras que son ciertas y pasajeras, otras luminosas así como por mientras…

Las cosas que terminan me han enseñado, que así como hay que tener un respeto profundo por nuestro camino, hay que dar mucha cabida a las cosas efímeras  y poderosas… como la risa,  los encuentros, los errores, los pequeños perdones, las licencias vitales como las celebraciones, los viajes, los besos, los poemas, las ventanas, las canciones y las letras que nos gustan.

Los finales también nos hablan de la vida y de un futuro especial que depende sólo de nuestras decisiones. Feliz año nuevo para todos.

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