El panorama no es nada halagador.El año pasado México -de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI)- dejó de ser una de las 15 economías más grandes del mundo; el Banco Mundial (BM) pronostica que este ano difícilmente el crecimiento del país superará el 3% -muy lejos de las alegres estimaciones de nuestro gobierno-; la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) nos ubica como el ultimo país en lo que se refiere a gasto social dentro de los miembros del organismo; en el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional, estamos en el cuarto sitio con mayor puntuación de criminalidad -promedio diario de 100 asesinatos violentos…y sumando-; somos el tercer país en trata de personas; terceros tambien en pornografía infantil;...¿le seguimos?.Lo anterior es como nos ven, nos observan y clasifican desde el exterior. Ahora bien, internamente sería imposible este espacio -además de repetitivo y masoquista- para enumerar lo que se dice, comenta y evalúa del rumbo que lleva el país, sobre todo después de los episodios que hemos vivido recientemente con motivo de la revocación de mandato, la reforma eléctrica y la ‘nacionalización’ del litio.Ah, pero dentro de todo este espeluznante enjambre de situaciones y de negros nubarrones que se avisoran, siempre se ve una luz al final del túnel y surgen las buenas noticias que mitigan un poco la incertidumbre, ademas de alentar esperanza: hace unos días el influyente diario británico Financial Times destaca en su portada que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, es el segundo líder del mundo en lo que a popularidad se refiere (?). La firma Morning Consult, que mide los índices de aprobación, señala que antes de la consulta de revocación el presidente tenía un 65% de aprobación, pero un día después llegó al 71%. ¡Qué alivio!.Y uno se pregunta, si cuenta con el 71% de aprobación, porque apenas el casi 15% de los casi 95 millones de mexicanos que están en el padrón electoral no fueron a reflejar esa popularidad y manifestar su voluntad en la urna electoral hace dos semanas. Y también vale una reflexión en retrospectiva. Si en las elecciones del 2018 a la presidencia lo llevaron 30 millones de seguidores, porque el pasado 10 de abril solo fueron 15 millones.Y es que habrá que señalar que ser popular y ser buen gobernante, son cosas muy diferentes. Hay popularidad, pero ‘estamos de la pedrada’, por lo se puede deducir -parafraseando al mismo presidente- que entre las encuestas de popularidad y los hechos de la realidad, millones de mexicanos ‘tienen otros datos’. ¿Usted, qué opina?.daniel.rodriguez@dbhub.net