“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos?” Mateo 7,15-16.Durante los años 80 y 90, la fiebre de “revoluciones” en diversas partes del mundo abrazó a México, y particularmente a Jalisco, en donde ya pasados años aciagos de las luchas estudiantiles, jóvenes de aquella época se sintieron identificados con las causas liberadoras de otros países -vaya usted a saber porqué del nuestro pocos se ocuparon- y algunos incluso se decidieron a tomar las armas por causas universales que se consideraban justas.El llamado Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en Nicaragua, decía defender causas por demás justas y en algún momento el auto nombrado Comandante Daniel Ortega arriesgó su vida y la de muchos luchadores de su país que combatían la dictadura de Anastasio Somoza y posteriormente la de su hijo, con buenos resultados para las causas revolucionarias, sólo para luego caer en otra dictadura, que aunque con el disfraz de democracia revolucionaria, a la fecha ha asesinado a cientos de sus opositores e incluso hoy se afirma que se trata de uno de los peores genocidios de América Latina -porque Venezuela no se queda atrás-.Hoy en día, el famoso Comandante Daniel Ortega Saavedra continúa al frente del gobierno nicaragüense -en su tercer periodo de cinco años cada uno-, mientras que su esposa Rosario Murillo, es la vicepresidenta y todo apunta que será su sucesora, pues muchos afirman que se trata del “verdadero poder tras el trono”.Así, los salvadores de un pueblo oprimido durante más de 50 años continúa siendo masacrado, solamente que ahora por quienes se habían dicho serían sus salvadores, esto es, los Mesías con piel de oveja no tardaron mucho en mostrar su verdadero rostro de lobos.En México y en Jalisco la ciudadanía ha votado recientemente por dos personajes que, toda proporción guardada, se han presentado con “tintes” mesiánicos, y aunque a muchos nos queda claro que no podrán realizar todos los cambios que nuestro sistema requiere, la población entera debiéramos de estar pendientes de impedir que nuestro país, así como nuestro terruño, vayan a derivar en barbaridades como las que se padecen en tierras cercanas.APUNTEHoy son muchos los lobos disfrazados de ovejas; los encontramos en las religiones, en las corporaciones energéticas, en los medios de comunicación, pero sobre todo, en la política.La clase política se ha ganado a pulso el mérito de ser la mejor representante del lobo disfrazado de oveja, quien con el objetivo de conseguir enriquecerse y obtener poder, no duda en hacerse pasar por una oveja más del rebaño, a fin de no ser descubiertas sus pérfidas intenciones.
