Viernes, 29 de Marzo 2024
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"Comida de cuaresma"

Por: Carlos Enrigue

"Comida de cuaresma"

No sé si usted sufra como yo, las acciones pavlovianas de la cuaresma que justo empezó esta semana, la que independientemente de su concepción religiosa, la que respeto y atiendo, me provoca, por el calor una serie de jugos gástricos irreprimibles.

Cuando en la doctrina le preguntaron a un crío asistente que qué era característico de la cuaresma y él contestó con gran seguridad: comer capirotada. Alguien debía rescatar esa y otras respuestas infantiles que si bien son inexactas dan sabor a la vida; recuerdo a un par de hermanos que harían la primera comunión y el cura quiso conocer su grado de conocimientos de la ceremonia y el clérigo los cuestionó: ¿Quiénes son los cristianos? El mayor de ellos puso cara de no tener idea de qué le hablaba y el menor pedía contestar, a lo que el sacerdote le pidió contestara y éste contestó la duda de quiénes son los cristianos diciendo con gran seguridad : los mariguanos; no cabe duda que cada quien conoce a su cofradía.

Alguien cercano relacionaba la deidad con los alimentos y decía: Que nació Jesús, buñuelos. Que murió, las empanadas. Que subió glorioso al cielo, suculentas tamaladas.

Pero no sé si producto de la infancia pero en cuaresma se comen cosas no habituales fuera de esa temporada y no necesariamente tienen productos caros, cuando era niño se decía pescado en Guadalajara se hablaba prácticamente de caldo michi. Y los chiles rellenos capeados, después alguien mostraría como novedad los tacos de hueva, o el llorado pescado blanco; en la casa de mis abuelos siempre había en la despensa camarón seco y cecina que se preparaban de diversas formas, también en cuaresma comíamos con frecuencia unos tamales de pescadito que traían según entiendo de la zona de las lagunas de Sayula, me imagino que dependía mucho de dónde viviera cada quien, sería lo que se comía. Y de la zona de la Resolana recuerdo como cuaresmeñas las Parotas y los Chacales y los bonetes (que no sé por qué pero a mí nunca me gustaron).

Pero nuestra ciudad era un lugar puestero, no formal, de niño recuerdo la Acrópolis en Colón y Vallarta y uno por Corona que eran como fondas más arregladitas y en las que como crío no tenía acceso. Como restaurante formal el primero que recuerdo fue “La Copa de Leche” en la que durante mucho tiempo se formaron quienes fueron el cuerpo oficial de muchos restaurantes de esta ciudad.

A principios de la segunda parte del siglo pasado aparecieron sin mayores pretensiones Los Otates que gloriosamente continúan, Gemma y Valencia y Koldi y por el santuario empezaron a haber muchos entre los que estaba la mítica Valentina, que no recuerdo particularmente cuaresmeña.

Por eso creo que en la Guadalajara de mediados del siglo pasado las guzgueras de cuaresma eran casi reservas de familia y pregunte en su entorno la cantidad de delicias que respetuosamente por el tiempo de guardar se comían.

@enrigue_zuloaga

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