La FGR es como un gran hoyo negro: engulle indagatorias que se pierden en la dimensión burocrática.En manos de Gertz Manero nada prospera, a menos que sea para prosperar políticamente.El caso del Rancho Izaguirre es un ejemplo. Sus enredos lograron crear una maraña irreal de supuestos. Ni siquiera hubo una verdad histórica; más bien fue una enredadera histriónica.Sin embargo, el Rancho Izaguirre pasa a segundo plano si volteamos a las causas: el reclutamiento forzado de jóvenes. El problema continúa. A pesar de que los micrófonos nacionales, ávidos de la estridencia para alimentar su disputa por el rating, ya olvidaron el tema.Sólo hay que abrir los ojos y ver las señales.Una de las últimas cédulas emitida por la Comisión de Búsqueda de Personas de Jalisco corresponde a Luis Enrique Chantes García de 19 años. Se le vio por última vez el jueves 17 de julio en la Nueva Central Camionera de Tlaquepaque.Este martes, la Policía estatal rescató a un menor de 17 años durante un recorrido de vigilancia en la Central Nueva. Había sido citado por redes sociales para trabajar en Uruapan, Michoacán, por 7 mil pesos semanales.El año pasado, colectivos de familiares de desaparecidos advirtieron que el punto de encuentro para el reclutamiento forzado era la Central Nueva de Tlaquepaque tras falsas ofertas de trabajo en redes. Ese modus operandi alimentó las filas de reclutas en el Izaguirre.Hace unos días, una colega periodista de un medio internacional me buscó para platicar sobre las desapariciones y el reclutamiento de jóvenes por el crimen.Me explicó que quería entender cómo es vivir en un lugar en donde la desaparición de personas “se lleva a cabo de manera generalizada o sistemática”, según Olivier Frouville, presidente del Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU.Recordemos que a principios de año este comité planteó la posibilidad de activar el artículo 34 de la convención en la materia, lo que implicaría llevar el caso de México con “carácter urgente” a la Asamblea General de Naciones Unidas (extrañamente nadie se escandalizó).Esta colega me compartió que el taxista que la trasladó del hotel le habló de la desaparición de otros conductores en viajes a Zacatecas y Michoacán.Qué posibilidades hay, le comenté, de que en una ciudad de seis millones de habitantes y 20 mil taxis te toque uno que te cuente esa historia con esa aparente normalidad.Eso es lo que vivimos estos días.