Jueves, 28 de Marzo 2024

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Ayer decíamos

Por: Carlos Enrigue

Ayer decíamos

Ayer decíamos

En nuestra pasada charla, olvidé varios cines, y mi solitario lector me hizo el favor de mejorarla, ustedes tengan en cuenta que a esta tierna edad hay una enfermedad que creo se llama Eisenhower, o algo así y me hizo consciente de que olvidé del cine Orfeón el famoso piojito, por las calles de Obregón que con el Lux y el Edén era la terna de los cines económicos gracias a mi amigo Edmundo Gómez Muro que me hace pensar que esto es algo más que un solitario monólogo.

El señor Manjarrez, otro amable y solitario lector, cofrade del Jalisco y evidentemente seguidor de Brigitte Bardot (los menores de 50, consulten en san google y brínquense la parte de la defensa animal y pidan la escena de “y dios creó a la mujer”) vale la pena.

Javier Hernández Romo (compañero de escuela e hijo de un sapientísimo maestro, del que hace mucho y aun ahora por burro me he arrepentido de no haber aprovechado) me recuerda otro cine, más para arriba, por la de Obregón: el Cine Park del que muchos decían se tenía que llevar un palo, para defenderte o matar a las ratas (por cierto algún día escribiré sobre la terrible discriminación de que sufren esos maravillosos roedores —las bellas ratas tapatías—, no hablo de políticos, con pelajes diversos y que a diferencia de los segundos viven ocultas en cañerías).

Saludos también para Flavio Gutiérrez.

Otra costumbre de Semana Santa, que yo nunca viví, pero me parece divertida era el Sábado Santo (que con el sistema de creación bíblico, ya es domingo) se festejaba la resurrección y lo hacían con la quema de Judas —a mi nunca me han gustado los tronidos, ni fuegos artificiales— pero eso se daba y seguía con una bañadera a jicarazos a los asistentes (hay que entender que todavía el SIAPA no se había apoderado del tema) y después sacaban los fajos y a cintarazos contra los asistentes y con ello la corretiza de la gente. Polvos de aquellos lodos. Todo aquello ustedes entenderán que en aquel tiempo éramos  bastante, pero bastante menos técnicos que ahora.

Por otro lado resulta importante la cantidad de Judeas en vivo, que siempre se han realizado pero que ahora mismo tienen la más peligrosa acción que las pervierte: la intervención del gobierno, ya sabemos que de ellos sólo pueden esperarse desgracias, pero necesitan apoderarse de todo y con ese riesgo se alquila la casa, esperemos no estorben mucho.

De las locales creo que la más famosa es la de San Martín de las flores en San Pedro Tlaquepaque, que lleva muchos años celebrando y que es absolutamente tumultuaria.

Hace pocos años se revivió la ceremonia en Analco, que es un gran escenario y le han puesto muchas ganas y es más cerca.

En el otro San Martín Hidalgo (por cierto uno de los mejores sitios gastronómicos que recuerdo) famosa por la ceremonia del tendido de Cristos, también hay judea.

@enrigue_zuloaga

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