Jueves, 25 de Abril 2024

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Aventura de una utopía

Por: José Luis Cuellar de Dios

Aventura de una utopía

Aventura de una utopía

Existen ideas que desconocemos cómo llegan a nuestra mente y que se estacionan en ella para ser analizadas y en algunos casos convertirlas en realidades. Está científicamente comprobado que el cerebro funciona como un todo, estructuralmente apoyado en dos tipos de células: las neuronas y las gliales, siendo las neuronas las que más trabajan, las más “creativas” por lo que las ideas tienen como paternidad precisamente a las neuronas.

¿A qué se debe tanto “rollo”? sencillamente a que apareció en los meandros de mi mente una idea desprendida del conocimiento de dos estadísticas, primera, la que consigna que en México existen 120 mil personas en espera de un trasplante, ya sea riñón, corazón, medula, cornea y otros más. 120 mil seres humanos que pasan la vida sufriendo el calvario de la espera. El otro dato estadístico que casi simultáneamente conocí ha sido el escandaloso número de homicidios que se han cometido en lo que del año va, por supuesto en diferentes localidades del país.

En México existen 120 mil personas en espera de un trasplante, ya sea riñón, corazón, medula, córnea y otros más

Fue entonces que recordando un anónimo egipcio: “la muerte está en mis ojos como cuando un enfermo recobra la salud...” vino a mi mente la idea -¿será utópica?- de relacionar un fenómeno con otro, veamos, hace un tiempo personal directivo del SEMEFO de nuestro Estado, declaró que sufrían un grave problema de sobre saturación de cadáveres, la mayoría sin haber sido, o bien reclamados o bien identificados; incluso se decía que muchos cadáveres habían sido depositados en la zona del estacionamiento, casi, casi a la intemperie. A los pocos días se publicó que el SEMEFO jalisciense no era el único que sufría esta situación, otros Estados igual lo padecían. Fue entonces que me hice la pregunta: ¿Y si relacionamos un caso con otro, es decir cadáveres que al ser registrados a las pocas horas de su fallecimiento, les fueran extraídos órganos que previamente en la autopsia hayan sido analizados y de resultar procedentes salvaran la vida de los que están afligidos por la espera?

Por supuesto que la idea ¿utópica? tiene ante sí tremendos retos, familiares, médicos, jurídicos, legales, de derechos humanos, sociales y otros más, ¿serán salvables? Habrá que intentarlo, “la vida está atada a la muerte y la muerte a la vida” reza un anónimo egipcio. Ciertamente los retos son enormes hasta llegar a protocolos que se hayan generado por médicos, juristas ciudadanos y sobre todo, en su caso, por familiares de los donantes.

Hablamos de invadir los terrenos de las buenas intenciones tomando en cuenta la inevitable mutabilidad, o desinterés. Sin embargo, por qué no pensar que hacer el intento provea, en parte, de ciertas estabilidades sociales partiendo del ejercicio de valores morales. Si estamos ante una idea no solo improcedente sino totalmente utópica quiero recordar a G. Zaid cuando afirma que una utopía es una verdad prematura, confiado en tal aseveración habrá que tratar de evitar que se le dé oprobiosa sepultura a una idea nacida de un sentimiento de solidaridad con aquellos que en cierta forma viven excluidos en razón de su estado de salud. Me basta con haber experimentado la alegría de lo irrealizable, por un momento me olvidé de lo que se vive cotidianamente: violencia, injusticia, ignorancia, crueldad, explotación, corrupción e impunidad. Un ser humano que por diversas razones incurrió en delitos mayores le ha salvado la vida a una persona.

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