Cuando el fruto madura, cae por su propio peso. Así ocurrió con el alcalde de Guadalajara, Enrique Alfaro Ramírez: todos sabían que será candidato a gobernador, pero fue hasta este pasado domingo 26 de noviembre que lo admitió abiertamente, y lo hizo bajo la presión político electoral que ahora se impone al ejercicio de gobierno. Él prefería esperar, pero el fruto había madurado lo suficiente.La sorpresa, sin embargo, es que el Alfaro utilizó un video aparentemente casero para hacer un anuncio con tintes de gravedad: no va en coalición. Su candidatura sólo será del color naranja del Partido Movimiento Ciudadano (MC), en el que por cierto ni siquiera es militante. No habrá alianza con los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD).La posición de los alfaristas fue siempre transparente en ese sentido: cada vez que había un acercamiento con dirigentes y representantes de los otros dos partidos, el terreno sobre el que se pretendía construir el acuerdo estaba marcado por una frase condicionante: “Nosotros tenemos los votos; te recuerdo que a ustedes no los necesitamos”. Por eso se antojaba difícil trasladar a Jalisco las mismas sonrisas y apretones de manos que desde hace meses exhiben los dirigentes nacionales Ricardo Anaya (PAN), Alejandra Barrales (PRD) y Dante Delgado (MC).A eso hay que añadir la evidente resistencia que exhibían los panistas. Todos: dirigentes del partido y quienes ocupan cargos públicos. Siempre dijeron sí ante cámaras y micrófonos, pero no estuvieron dispuestos a jugar el papel de subordinados ante Alfaro y sus negociadores.El destino que tiene por delante Acción Nacional en evidente: asumen que es tiempo de la reconstrucción. Comenzarán casi desde cero y el presidente del partido, Miguel Ángel Martínez, ya ha “destapado” a algunos personajes que podrían ser candidatos a la gubernatura. Se refirió principalmente a Gerardo Octavio Solís Gómez (ex gobernador interino y procurador en el sexenio de Francisco Ramírez Acuña), Alonso Ulloa Vélez (ex miembro del gabinete de Emilio González Márquez) y Abraham González Uyeda (secretario durante la gestión de Ramírez Acuña).¿Y el PRD? Bueno… en Jalisco este partido político está incrustado en el denominado Grupo Universidad y su destino electoral seguirá sostenido por los mismos personajes que figuran en sus primeras filas desde hace dos décadas. Tendrán suerte si su porcentaje en las urnas no disminuye.La decisión de Enrique Alfaro, a fin de cuentas, es una noticia positiva para el Partido Revolucionario Institucional (PRI), donde después del ascenso de José Antonio Meade como el “escogido” para la candidatura presidencial en 2018, las opciones empiezan a aclararse.En unos pocos días se anunciará finalmente que Arturo Zamora Jiménez es el candidato priísta a la gubernatura y el escenario local se habrá definido: dos opciones en contienda y no una elección de tercios, como se vaticinaba con la conformación del Frente Ciudadano por México.La última incógnita a despejar en el escenario electoral es Carlos Lomelí Bolaños. Ya está determinado que será candidato a gobernador por Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Hoy las apuestas no lo contemplan, pero tiene todo por ganar.
