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Abril Medina

Por: Maya Navarro de Lemus

Abril Medina

Abril Medina

Guadalajara, Jalisco 22 de Marzo de 1985.

Quien se haya topado con esta poeta sin conocerla, pensará sin lugar a duda que es una belleza, puede que se piense a “vuelo de pájaro” que es una mujer superficial que anda por la vida alta, delgada, con ojos claros y sonriente. Quienes la conocemos sabemos que detrás de su belleza hay un ser sencillo, una amiga entrañable, sorprendente y sobre todo presta a levantar el dedo para ofrecer su ayudar a quienes estamos a su alrededor. Recuerdo la primera vez que la vi, con un bidón para poner agua al radiador de su auto, lo hacía con tal gracia que parecía no existir problema alguno, mientas los tres testigos que éramos no cabíamos del asombro.

Abril Medina fue madre de tres hijos antes de los veinte años, esto y el hecho de separarse de su pareja la obligaron a abandonar la Universidad, entonces ella estudiaba Letras Hispánicas en la Universidad de Guadalajara. Sin embargo, ha sido de esas súper mujeres que combinan su carrera de escritora con la maternidad y otros trabajos. Años después ella cursaría la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la UAL. Desde 2015 trabaja en la Biblioteca Pública Juan José Arreola en el área de planeación del programa del fomento a la lectura donde se encarga de las donaciones de libros, gestiona adquisiciones de libros e imparte talleres de poesía de manera intermitente.

Sobre cómo se inició en la poesía comenta:

Comencé a escribir lo que yo interpretaba como poesía a los 8 años, producto quizá de una infancia pasada por el molinillo sensorial del Teatro, debido a que mi madre, actriz de extraordinaria intensidad y disciplina me llevó con ella, a ensayos y puestas en escena como para que supiera rezar los parlamentos de memoria. Mi padre, artista plástico de sensibilidad caudalosa y espléndida, en un acto de solemnidad hacia la vocación me inscribió en un diplomado de creación literaria cuando cumplí 14 años.

Guardo un gran respeto por los maestros, talleristas y benefactores presentes en la configuración de mi criterio literario, en el desarrollo del placer y la turbación que le son inherentes; por ellos mi curiosidad no conoció límites y joven sentí la negrura infinita de Eros Alesi con la misma vehemencia que la roja agitación de Nikos Kazantzakis.

Nos deja aún más sorprendidos cuando leemos sus poemas o cuando nos cuenta sus motivos para escribir poesía:

Por qué escribo:

Escribo para castigarme, para honrarme, escribo para dejar registro fuera de mi endeble memoria de las numerosas abstracciones que me constituyen, para revelar el negativo de mi sujeto involuntario, automático.  Para destruirme, para desafiarme, porque sigo buscando el diamante al fondo de todo mi carbón, he utilizado el lenguaje como dinamita.

Esta poeta tapatía ha participado en diversos encuentros de poesía a lo largo del Continente Americano. Su trabajo ha sido incluido en trece antologías, tres catálogos de artistas plásticos, exposiciones mixtas y diversas revistas de circulación nacional e internacional. Algunos de sus poemas han sido traducidos al inglés, francés, catalán y alemán. Participó como jurado del concurso de creadores literarios FIL joven en su edición 2015. Desde hace años coordina un taller de poesía en la Universidad del Adulto Mayor.

Es autora de los libros: “De amarillo a jueves” 2007. Ed. Paraíso Perdido. (Guadalajara, Jal. Mex.)  “Cualquier abismo se parece al útero” 2008. Ed. Baile de sol. (Tenerife, España.)  “Llamas cumulares” 2015. Ed. Salto Mortal (Guadalajara, Jal. Mex) y “Paralipsis” 2016. Ed. Mantis.

Nos comparte estos poemas para dejarnos una pista:

Me he sentido una mina que se masturba
con sus propias palas
como cavando dentro de sí
una franca tumba de zirconios
el cuerpo es una distracción
el cuerpo es un hermoso cachorro incontinente
hay un obituario de ello, incluso, una genealogía

El cuerpo es un vacío en el que se ha caído desde el cosmos

Me he sentido un túnel basto
un agujero de la tierra
una cosa que se cae por adentro.


Arponear el lomo de nuestra propia bestia
ser la falta de lluvia en persona
tener en los ojos sólo peces
que se ahogan…
villano de mí mismo
qué me permitirá nunca
serenarme.

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