En los últimos días hemos visto claramente que la contienda al 1º de julio del 2018 ya comenzó. Estamos a ocho meses 20 días de la elección. La absurda renuncia de Margarita Zavala al PAN, para sumarse a una lista de más de 30 independientes, es el factor más visible de ello. La valiente renuncia de Leonardo Curzio a NRM es otro grave síntoma de la contienda que se nos viene.En las encuestas más recientes, incluso ya con Zavala fuera del PAN, el PRI está en tercer lugar de la contienda. El Frente Ciudadano por México y Morena se pelean el primero y segundo lugar. Ante esta situación, al PRI le conviene la fragmentación del voto en el mayor número de candidatos posibles. Como sucedió en el Estado de México y en Oaxaca. Sin embargo, el PRI tiene otro grave reto que resolver, además de atacar al Frente y pulverizar al electorado, se debe ocupar de sus altos negativos.En la encuesta más reciente de Buendía&Laredo 41% de los encuestados dice que nunca votaría por el PRI, comparado con 13% que nunca votaría por el PAN o por Morena. La misma encuesta arroja que el 79% piensa que el próximo presidente de México debería ser de un partido distinto al PRI, y solo 14% dice que el próximo presidente debería ser del PRI. Para poder ser competitivos, el PRI requiere del valioso “voto útil” anti Morena. Necesitarán a todo aquél mexicano que se resigne por el PRI, antes de que AMLO llegue a Los Pinos. Sin embargo, para poder atraer ese voto, el PRI requiere estar en segundo lugar en las preferencias electorales. De seguir en tercer lugar, esos electores no voltearán al PRI, ya que votar por el tercero sería desperdiciar su voto.Un alto porcentaje de los electores, entre el 15 y 20%, decide su voto en las dos semanas antes de la elección. Falta mucho para llegar a ese momento. Hemos visto como en el 2012 Josefina Vázquez Mota pasó de segundo lugar a un lejano tercer sitio. Algo peor le pasó en 2016 en el Estado de México. Es decir, un puntero hoy, no necesariamente permanece en ese sitio.
