Se mete usted a internet, lector amable; teclea “crean una comisión” en el buscador, y en menos de un segundo éste le reportará que tiene almacenados un millón 380 mil resultados. Entre los más recientes, el referente a una “Comisión Intersecretarial para estudiar las necesidades de los refugiados extranjeros en el territorio nacional”; la de la Cámara de Diputados “que dará seguimiento a los trabajos de reconstrucción tras los sismos de septiembre” pasado, la “de Ética Partidaria –con mayúscula, of course— del PRI, que será la conciencia del partido y sus candidatos, incluido José Antonio Meade”… Y, por supuesto, la que tuvo a bien concebir el Congreso de Jalisco, ayer, “de búsqueda de personas en el estado”, y que se abocará –tome aire, lector…— a “impulsar los esfuerzos de vinculación, operación, gestión, evaluación y seguimiento de las acciones que participan en la localización e identificación de personas (reportadas como desaparecidas, se supone), y coordinarse con la Comisión Nacional –¡una más…!— de Búsqueda”.-II-Crear una comisión para enfrentar un problema social tan acuciante como el que culminó con la revelación de que los estudiantes de la Universidad de Medios Audiovisuales, Salomón, Marco y Daniel, fueron “levantados”, torturados, asesinados y finalmente disueltos en ácido –tema para una nueva sala del Museo de los Horrores o de una versión actualizada de “México Bárbaro”— equivale, en la práctica, al colofón del consabido Parto de los Montes: “Después de tanto ruido, sólo viento”.Más allá de la concordancia que pueda haber entre los hechos y la “verdad histórica” correspondiente, hay dos realidades: una, muy lamentable, el descrédito de la palabra de la autoridad ante la opinión pública, reflejada en las consignas que sistemáticamente se repiten en las manifestaciones de protesta; otra, más lamentable todavía, la duda de que estos crímenes sean esclarecidos y concluyan con las sentencias condenatorias de todos los culpables…, y la certeza de que en las decenas de miles de casos similares puntualmente documentados, no habrá los resultados que sí hubo en este por haberse vuelto tan mediático.-III-Si ya existe una Fiscalía –la antigua Procuraduría de Justicia—, con personal supuestamente capacitado, y equipada, en teoría, con los implementos técnicos necesarios para investigar conductas que antaño constituían preocupaciones y actualmente son pesadillas sociales, crear la enésima Comisión sólo representa duplicar esfuerzos, generar más burocracia –caldo de cultivo de la corrupción— y no garantiza resultados… salvo que la encabece El Chapulín Colorado en persona.
