Lo que hará Tomás Boy en Morelia, esta noche, es lo mismo que hizo Alberto Coyote hace una semana ante Lobos-BUAP… y lo que hizo José Saturnino Cardozo hace dos ante los “Pumas”: cambiar la alineación del Guadalajara.Hacerlo es imperativo, comprobado como está -los resultados no mienten- que las fórmulas utilizadas hasta ahora no funcionan. Si funcionaran, cualquiera de los tres técnicos que han tenido las “Chivas” en este Torneo de Clausura, podría darse el lujo de hacer efectivo lo que decía Carlos Miloc, socarrón, con respecto a ciertos equipos: dirigirlos… por teléfono.Si Coyote, por ejemplo, quitó a Gudiño y puso a Jiménez en el marco, fue porque el suplente -Jiménez, en el caso- no está condenado a estar siempre en la banca, sino listo para jugar cuando el titular se lesiona... o da indicios de atravesar por una racha incierta.Si Boy, ahora, anticipó que Pulido ya no cobrará los tiros de esquina, es porque los hechos desmintieron -y exhibieron- a Cardozo. Pulido, supuestamente centro delantero, en las jugadas a balón parado tendría que estar siempre en la zona de remate, para aprovechar su peso y estatura… salvo que se hubiera revelado como un sublime cobrador de faltas. Pero como los números indican que no es así, hay que ponerlo donde la lógica ordena. (Un mandamiento indiscutido del decálogo del fútbol ordena “No inventarás”).Si Boy, además, anuncia que pondrá a “Chofis” López “porque tiene que jugar”, es porque le ha visto condiciones que hasta ahora no han sido explotadas en beneficio del conjunto, o porque el jugador no ha sido colocado en la zona del campo adecuada. (Ney Blanco solía decir que “un jugador mal acomodado en la cancha, juega en contra de su equipo”).Pulido, López, Brizuela, Vega, Cisneros, Villalpando, Sandoval, Godínez y otros jugadores del Guadalajara, sin ser cracks -ninguno lo es-, tienen, empero, virtudes futbolísticas nada despreciables. Si las “Chivas”, en este torneo, han dejado casi siempre la sensación de que corren mucho y juegan poco, es obvio que Cardozo no aportó las ideas conducentes para dar sentido -en el último trecho, principalmente- a las facultades y al esfuerzo de los jugadores.(En este juego no gana el que corre más sino el que pone más intención en trazos y movimientos… y entiende que no en balde el fútbol se apellida “Asociación”).
