Hay que recordar, ahora que la Fecha FIFA abre un paréntesis en la competencia doméstica, que los principales motivos de resentimiento de los críticos del técnico nacional, Juan Carlos Osorio son, uno, las “rotaciones”; otro, la incapacidad que el Tri ha exhibido en las competencias formales en que ha participado —la Copa Confederaciones, por ejemplo— para ponerles la pata en el pescuezo a los grandes.*El tema de las rotaciones parece, en buena medida, superado. Por una parte, los fiscales de Osorio han tenido que doblegarse ante un hecho: si el Tri consiguió el boleto para el Mundial de Rusia 2018 con cifras casi perfectas —y, además, sin el dramatismo de procesos anteriores—, señal de que los métodos del colombiano, puesto que son eficientes, puesto que dan resultados, están más allá de toda discusión. Por la otra, si, por lo que se infiere, hay consenso entre los jugadores que de ordinario son convocados, en que las famosas rotaciones generan en el grupo una competencia sana y conveniente, ¿quién es el cretino que pretenda hacer prevalecer su opinión sobre las de los propios jugadores…?*La perspectiva de enfrentar a Bélgica, el viernes, y a Polonia, el lunes, resucita fantasmas. Obliga a recordar episodios dolorosos: la afrentosa derrota ante Chile, por 7-0, en la Copa América Centenario, en junio del año pasado, y la derrota ante Alemania, por 4-1, en la Copa Confederaciones de hace cuatro meses y medio.Para poner las cosas en contexto, conviene puntualizar que Chile ha venido a menos; que quedar fuera del próximo Mundial devaluó sus bonos. Así y todo, en el ranking del mes pasado aparece en el noveno peldaño. Alemania, actual campeón defensor, está, ipso facto, en el lugar de honor. Bélgica, aunque nunca ha sido campeón mundial ni finalista en una Copa del Mundo, ocupa actualmente el quinto puesto. Polonia, el sexto.Los dos victimarios de México —en los “pecados mortales” que los críticos de Osorio no le perdonan— y los dos rivales en la actual gira europea, están, pues, en el “top ten” del futbol mundial. Complejos aparte, son superiores a México. Son, por tanto, sinodales en que —sin descartar de antemano la posibilidad de una sorpresa… que sería eso, precisamente: una sorpresa— los resultados, puesto que son previsibles, también son, en cierto modo, secundarios.De lo primordial, por tanto, habrá que hablar en serio estos días.
