Viernes, 26 de Abril 2024

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- "Ya la vimos..."

Por: Jaime García Elías

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- "Ya la vimos..."

Lo dicho: cuando los muchachos crecen y falta el dinero para renovarles el guardarropa con la oportunidad deseable, lo que ayer no se gastó en pantalones, hoy se gasta en alojarle las alforzas, mañana en bajarle las valencianas, pasado mañana en parcharles las rodillas… y así hasta el infinito. Y total, para que de ninguna manera quede bien.

La analogía, salvo prueba en contrario, aplica al crecimiento de las ciudades…

-II-

Guadalajara, por ejemplo, aún algunos años después del arribo a este cacarizo planeta y en particular a estas terregosas llanuras de “El Tapatío un Millón”, hace 55 años, era, en materia de movilidad urbana -con la venia de Luis Spota-, “casi el Paraíso”. Mediada la década de los ochentas, el incremento demográfico, acelerado por la migración de muchos capitalinos tras los sismos de 1985, hizo cada vez más notorios los rezagos de Guadalajara en esa materia. El transporte público se volvió cada día más deficiente e insuficiente. Los automóviles, en consecuencia, se multiplicaron de manera exponencial en poco tiempo. El espectáculo de las vialidades saturadas, inimaginable en estos otrora apacibles pagos, se volvió el pan nuestro de cada día.

-III-

¿Cabe suponer que el calvario cotidiano de los tapatíos se resolverá en el mediano plazo, cuando a las Líneas 3 (aún en proceso, a tiros y tirones) y 4 (apenas en proyecto) del Tren Eléctrico Urbano, más el Peribús que circulará por el Periférico, se sumen las prometidas acciones gubernamentales orientadas a “reordenar” el transporte público?...

Lo razonable sería esperar, desear o suponer que habrá -¡ánimas santas…!- cierta mejoría… pero sería ingenuo hacerse demasiadas ilusiones.

Para empezar, esas medidas deben tomarse contra reloj -“para ayer”, diría el pariente-, porque el crecimiento de la mancha urbana, con los problemas de seguridad, salud, educación, movilidad y calidad de vida de sus habitantes que ello implica, lleva un ritmo mucho más intenso que el de la capacidad de sus autoridades y la disponibilidad de los recursos económicos necesarios para resolverlos. Después, a medida que esas acciones se concreten, surgirán nuevos problemas: la ciudad seguirá creciendo, inexorablemente, hacia las zonas “beneficiadas” con las nuevas rutas de trenes, camiones, mototaxis, similares, conexos y derivados que se implementen.

En efecto: esa película “ya la vimos”…

Colofón: como el de todas las ciudades que dejan de crecer y comienzan a desparramarse -el caso de La Gran Guadalajara, según todos los indicios-, este es el cuento de nunca acabar…

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