Miércoles, 08 de Mayo 2024
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- Votos de confianza

Por: Jaime García Elías

- Votos de confianza

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A ver si nos entendemos: así como un partido de beisbol -su deporte favorito- no puede darse por ganado ni por perdido cuando apenas ha transcurrido la primera entrada, de una administración gubernamental que dura seis años no pueden decir sus críticos que es un fracaso en el tema de la seguridad -el más preocupante para la generalidad de los ciudadanos- en cinco meses de su ejercicio... ni pueden garantizar sus paniaguados que estará operando con números negros en ese rubro en seis meses más. Lo honesto, lo justo, lo objetivo es que unos señalen y otros reconozcan, sin estridencias, que, hasta ahora, el marcador está en contra. ¿De acuerdo…?

-II-

Culpar del recrudecimiento de la violencia en México -los casi ocho mil 500 crímenes ocurridos en el país en los tres primeros meses de 2019- a las administraciones (panistas y priistas) anteriores, es una forma cómoda de eludir responsabilidades. Precisamente porque tenían conciencia del “cochinero” que dejaron, y porque él se comprometió reiterativamente, en 18 años de campañas, a desfacer los entuertos perpetrados sistemáticamente, durante décadas, por “la mafia del poder”, los ciudadanos le otorgaron en las urnas, en julio, no uno sino 30 millones de votos de confianza.

Revertir problemas estructurales no es cuestión de “enchílame otra”, ni de “abra cadabra”… ni de “me canso, ganso”. En el caso de la criminalidad, el fenómeno obedece a la falta de oportunidades -un mercado laboral contenido, deprimido, con predominio de la economía informal-, por una parte; por la otra, a que la aplicación de la ley es letra muerta.

La impunidad es la regla; la aplicación de la justicia, la excepción. Detrás de cada crimen hay intereses y rencores, personales o de grupos, que han permeado los más profundos estratos de la sociedad. La incidencia de tales hechos, en los atroces niveles que consignan las propias estadísticas gubernamentales, es sintomática de que el organismo social está invadido por células cancerosas que tienden a multiplicarse, y que en vano se quiere combatir -o revertir, como se prometió en las campañas- con ocurrencias, discursos exculpatorios y lisonjas y dádivas al “pueblo bueno”.

-III-

Si en México hubiera un entorno social más propicio para trabajar que para delinquir, no habría indicadores tan raquíticos para la economía… y tan alarmantes para la seguridad. Precisamente en generar condiciones propicias para lo primero y en combatir con denuedo lo segundo deben centrarse las consignas para lo que resta del partido.

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