Viernes, 19 de Abril 2024

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- Salud… y cobijas

Por: Jaime García Elías

- Salud… y cobijas

- Salud… y cobijas

Se diría que la disposición gubernamental publicada ayer en el Diario Oficial de la Federación, en el sentido de que “se extingue el pago de cuotas de recuperación en los servicios de hospitalización, consulta, procedimientos médicos o estudios auxiliares de diagnóstico en los hospitales federales, de alta especialidad e institutos nacionales de salud”, sin importar el nivel socioeconómico de los solicitantes, es un avance significativo a favor del cumplimiento del precepto constitucional alusivo al derecho a la salud de los mexicanos; que es un importante paso porque los habitantes de este bendito país -aunque lo de “bendito” no siempre sea tan notorio como se quisiera-, pobres o ricos, tengan a su alcance, como se ofreció alguna vez en el discurso oficial,  servicios médicos “de Primer Mundo”: “como los de Noruega o Dinamarca”…

-II-

El acuerdo de la Secretaría de Salud -oportunamente cacareado en los fastos conmemorativos del segundo aniversario de la actual administración- establece un solo requisito para otorgar tales servicios: “Tratándose de pacientes de referencia entre los diferentes Institutos Nacionales de Salud, Hospitales Federales de Referencia, Regionales de Alta Especialidad y unidades adscritas a los Servicios de Atención Psiquiátrica -indica-, se respetará el nivel socioeconómico que haya sido asignado por el Departamento de Trabajo Social de la institución que origina la referencia”. Se supone, por tanto, que la población carente de recursos económicos para acudir, en caso necesario, a la medicina privada, o la marginada de servicios como los del IMSS o el ISSSTE, tendrá acceso a dichas prestaciones, gratuitamente, en las instituciones que ya existen.

-III-

La intención es buena, ciertamente… Se diría, sin embargo, por utilizar la metáfora consabida, que se pretende tapar a más gente con la misma cobija; que, considerando que casi todas las clínicas y hospitales públicos trabajan al límite de su capacidad y acusan problemas -que son públicos y notorios- de insuficiencia de espacios y personal, obsolescencia de sus equipos y desabasto de medicamentos, se corre el riesgo de que, por el afán de acrecentar el número de beneficiarios, se sacrifique o deteriore aún más la calidad de los servicios.

Como dice el adagio: “El que mucho abarca, poco aprieta”… O, parafraseando el refrán de que “entre menos burros, más olotes”, con el tiempo y el ganchito consabido, considerando que no hay indicios de que vaya a incrementarse significativamente el presupuesto destinado a la salud, se compruebe que “entre más burros -sin afán de ofender-…, menos olotes”.

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