Aunque los embotellamientos vehiculares se han convertido en “el pan nuestro de cada día…” para los habitantes de la Zona Metropolitana de Guadalajara, el fenómeno se acentúa cada vez que, tras un periodo de vacaciones como el que acaba de quedar atrás, se vuelve a la normalidad.-II-De hecho, se trata del segundo capítulo de una historia que se ha vuelto rutinaria. El primero se reproduce, con mínimas variantes, el último día de las vacaciones: en el afán de exprimir hasta el último segundo de las mismas, las carreteras es saturan y las entradas de la ciudad se transforman en embudos en los que se circula a vuelta de rueda. Experiencias consistentes en hacer más tiempo en los últimos 50 kilómetros del recorrido que en los centenares contados desde los destinos en que se pasaron las vacaciones, y que hasta hace unos años eran excepciones —explicables, muchas veces, por accidentes menores o simples descomposturas—, pasaron a ser la regla… Como también pasó a ser la regla que, si de aprovechar los periodos de asueto para descansar se trataba, era preferible quedarse en la ciudad, transformada (hasta cierto punto) en remanso de paz, merced a la ausencia de quienes salieron disparados a la playa, a encontrarse en ella con muchas de las incomodidades de las que los fugitivos pretendían escapar.Como los periodos vacacionales son cíclicos —las de diciembre, las de Semana Santa y en menor medida las de verano, que por ser más prolongadas permiten un aprovechamiento más razonable de las mismas—, también son cíclicas las reflexiones de los estudiosos acerca de las causas profundas de las incomodidades y consecuencias negativas para la salud física y mental a la que parecen estar condenados, irremisiblemente, los habitantes de ciudades como Guadalajara.En ciudades que fueron modelo de calidad de vida para sus moradores, muchos de éstos pasaron a ser simples sobrevivientes. Precisamente porque sus atractivos provocaron fenómenos explosivos de migración, aquellas se transformaron en megalópolis. O, para decirlo sin eufemismos, crecieron de manera desordenada, inhumana, monstruosa.-III-Quizá venga al caso recordar la anécdota según la cual un jerarca nazi que visitó a Picasso en su estudio de Málaga, le preguntó, mientas señalaba una réplica de su tan terrible como célebre “Guernica”, inspirado en el bombardeo de aviones alemanes e italianos sobre una pequeña población del País Vasco en 1937:–¿Usted hizo esta barbaridad?–No —replicó el pintor —… Esa barbaridad la hicieron ustedes.
