Jueves, 18 de Abril 2024

LO ÚLTIMO DE Ideas

Ideas |

- “Alarma”

Por: Jaime García Elías

- “Alarma”

- “Alarma”

Cualquiera diría que es una crónica alusiva a los titulares, en negro y amarillo, con que el ciudadano común se tropezaba, de manera inevitable, hasta hace algunos años, en todos los puestos de periódicos del país: “Ingrid Escamilla, de 25 años, fue asesinada por su pareja en Ciudad de México”…; “Encuentran embolsado el cadáver de Fátima, la niña de siete años reportada como desaparecida la semana pasada en Tláhuac”…; “Encuentran muerta a bebé de cinco meses reportada como robada en Coahuila”…; “Asesinan a niña de 14 años en Puebla; fue degollada”…; “Hombre mata a su mujer y mantiene su cadáver casi un mes, en Coahuila”…; “Asesinan a tiros a niño de 12 años en Michoacán”…

Pero no. No son encabezados de aquella “Alarma” que fue un fenómeno marginal -aunque no por ello menos exitoso- en los anales del periodismo mexicano. Son titulares recientes de la prensa del país que, según una declaración del Presidente López Obrador, “atraviesa -¡oh, grosera paradoja!- por un momento luminoso de su historia”.

-II-

Otro encabezado periodístico, menos sangriento, pero no por ello más alentador, consigna: “Durazo (Alfonso, secretario de Seguridad Ciudadana) advierte que la violencia ‘no se acabará de un día para otro’”… Ciertamente, puesto que ni la inseguridad y la violencia surgieron “de un día para otro”, ni la estructura o la dinámica social reflejan cambios de los que pudieran derivarse efectos más amables, menos aterradores, ni el aparato gubernamental ha tomado medidas orientadas a mejorar el estado de cosas -heredado, desde luego, por sus predecesores-, sería ingenuo esperar cambios favorables súbitos.

Sería utópico que dejara de haber feminicidios -de los que tanto se ha hablado a últimas fechas- o simples homicidios, de la noche a la mañana, en un país en que la violencia -que siempre ha sido la constante- parece haberse agudizado. Es exigible, en cambio, que al efecto de que la Procuración de Justicia y la Seguridad Ciudadana (así, con mayúsculas) sean una esperanza razonable y no sólo una remota ilusión, los responsables de ambas, más allá de las declaraciones, tomen medidas efectivas para reducir significativamente las cifras de la incidencia delictiva. Y para eso sólo hay una fórmula: realizar las reformas legales y operativas al efecto de que, en efecto, caiga “todo el peso de la ley” sobre los culpables.

-III-

No hay mejor disuasor del delito que el castigo a los delincuentes… ni mejor estímulo para el potencial delincuente que la impunidad.

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones