Al cocinar huevos duros, es común encontrar yemas que presentan un tono gris o verdoso en la parte exterior. Este fenómeno, aunque puede parecer preocupante, es en realidad un resultado de una reacción química natural que ocurre cuando los huevos se cocinan por demasiado tiempo o a temperaturas muy altas. La causa principal es la interacción entre el hierro contenido en la yema y el sulfuro de hidrógeno liberado por la clara durante la cocción, lo que produce sulfuro de hierro, responsable del color gris. Aunque visualmente no sea atractivo, este cambio no implica un riesgo para la salud; el huevo sigue siendo seguro para el consumo. Sin embargo, cocinar los huevos de forma adecuada no solo mejora su apariencia, sino también su sabor y textura. Lo ideal es hervirlos entre 9 y 12 minutos, luego sumergirlos en agua fría para detener la cocción. De esta manera, la yema conserva su tono amarillo brillante y se obtiene un huevo duro de mejor calidad. Además, es importante usar huevos frescos y vigilar el tiempo de cocción para evitar tanto la yema gris como un centro gomoso. Aunque algunos puedan pensar que el color gris es señal de mal estado o toxicidad, en realidad no lo es. Un huevo duro con yema gris puede consumirse sin problemas, aunque siguiendo algunos consejos básicos de cocción se logra un resultado más agradable al paladar y la vista.BB